lunes, 4 de septiembre de 2017

AMOK, DE STEFAN ZWEIG


El título de una novela  no es un asunto baladí. A menudo  es como una  brújula para orientarse  en el mar de libros que atestan las librerías. Confieso que  Amok fue un título que  no me   atrajo  cuando  entresaqué el libro  de la estantería dedicada a Stefan Zweig. Me pareció el nombre de algún personaje exótico y estuve a punto de dejarlo.  ¿Y qué es el Amok ? El protagonista del relato nos lo define: “Es más que una embriaguez…, es una locura, una especie de rabia humana…, un ataque de monomanía, insensata, que no se puede confundir con ninguna intoxicación alcohólica.


Quien así describe ese tipo de locura es un médico alemán que vive  en una pequeña aldea de la  Polinesia.  Allí vegeta prácticamente aislado.  Un día,  recibe la  sorprendente visita  de una mujer blanca cuyas características son todo lo que  él más admira y detesta: fría , orgullosa, altanera, dominante y muy hermosa. Recurre  a este  cirujano segura   de que  hará con habilidad y discreción cuanto ella exija. La dama, esposa de un rico comerciante holandés,  está embarazada de un amante ; el regreso inminente de su marido, después de una ausencia de cinco meses, la urgen a  poner fin a su embarazo de una forma secreta.  En principio, el médico se niega, no por  principios morales, sino  por resistir a la fascinación que le produce el autocontrol y la soberbia de la mujer. Quiere que le ruegue, que doblegue su orgullo, cosa que la mujer no hace. A partir de aquí, una mezcla de odio y deseo feroz  se apodera del doctor y desencadena una cascada de acontecimientos que lo arrastran sin que él pueda ejercer ningún control sobre ellos.


Sin duda uno de los atractivos  de la novela radica en  los muchos elementos psicológicos que la nutren. Stefan Zweig escribe interesado y preocupado  por las derivas de lo irracional, de las conductas autodestructivas, por la carencia de autocontrol y por  la mezcla de sentimientos y emociones contradictorios; amor y odio, compasión y crueldad, altruismo y mezquindad...

A quienes hayan leído otras novelas de Zweig  les resultarán  muy familiares los procedimientos narrativos del autor: Zweig se siente muy cómodo en un tipo de narración que podríamos llamar  "confesional". En Amok , un pasajero de un barco ( narrador testigo)  se encuentra  durante la travesía  a un extraño individuo  que se esconde de los demás pasajeros (el médico alemán). Durante una noche en cubierta, este último, un verdadero náufrago de la vida  que ya no soporta la carga de su secreto y está al borde del colapso, le cuenta su  desgarradora historia. Su final nos lo desvelará el narrador testigo. Es el mismo procedimiento que Zweig sigue en Novela de Ajedrez o en Veinticuatro horas en la vida de una mujer.

Al igual que en las  dos novelas citadas, Zweig crea en Amok una novela de personaje: se centra en un individuo  y aparecen una antagonista y algunos personajes fugaces . Esa misma tendencia a la concentración se da en el tratamiento del espacio: la narración ocurre en un trasatlántico,  el  Estrella del Sur,   y los hechos  del pasado narrados por el médico,  en la aldea donde ejercía él   y la ciudad donde habitaba ella. El tiempo de la acción  está  delimitado  con precisión : dos días en el barco y  cuatro días de 1904  para la acción central.

Sin tropiezos ni  rodeos, el ritmo es ágil, sostenido como una flecha que se dirige a su final inevitable. El gusto de Zweig por la linealidad  cronológica y la ausencia de cualquier experimentalismo formal hacen de la lectura de esta  elegante novela breve un ejercicio fácil y agradable.






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