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martes, 16 de abril de 2019

Manfred, de Lord Byron

En 1816 Lord Byron acababa de componer Manfredo muy poco después de aquella tertulia en la Villa Diodati   en la que participaron el propio Byron,  Percy Bysshe Shelley, Mary Shelley y William  Polidori . En aquella fría y tormentosa  noche de verano, después de haber leído cuentos de fantasma, Byron propuso  que cada uno escribiera alguna historia sobrenatural. De ese reto  nacieron  el Frankenstein de Mary Shelley y el Vampiro de Polidori.  El caso es que Manfredo también presenta lo sobrenatural como uno de sus componentes esenciales. Por otra parte, pudo ser  que Byron quedara influido por El monje, de Matthew Lewis, que lo visitó ese año ya mítico en al historia de la literatura.. Otra influencia que se ha apuntado a menudo es  la del  Fausto, de Goethe, cuya primera parte se había publicado en 1808. Desde luego, el ansia  siempre insatisfecha de conocimiento y la tortura por no alcanzar una meta que siempre se aleja a medida que se cree más cerca  es común al personaje de Byron y al de Goethe, si bien, en el caso de Manfredo no hay ningún trato con el Diablo.

Manfredo, como otros héroes byronianos, es un ser torturado que arrastra un pasado maldito, un hecho criminal. Busca el aislamiento, el apartamiento del resto de los mortales, sintiéndose profundamente ajeno y diferente a ellos.  Esa soledad  tiene por escenario la torre en que la desesperación le lleva al estudio  y los  escenarios grandiosos  y sublimes  por los que deambula desesperado: los Alpes con  su torrentes violentos, su gigantescas rocas, sus  abismos de vértigo ,su  ventisqueros y  sus  cimas inmensas cubiertas de nieve  En su deseo de encontrar respuestas al sentido último de la vida así como en su ansia de escapar a la tortura  a la que le somete la sombra horrenda de su pasado, ha agotado todos los saberes de la filosofía y de la ciencia, ha soñado con una vida sencilla, natural,  pastoril en la que recuperar su inocencia; se ha adentrado en saberes esotérico,  mágicos, sobrenaturales. Sus poderes  le permiten convocar a los espíritus primordiales del agua, de la tierra, del fuego, del aire. Sin embargo, nada pueden hacer por él, porque lo que les pide es el olvido. Dicho de otra manera, lo que les pide es que cambien el pasado, que lo hagan desaparecer  y eso no está en manos  ni de Dios ni del Diablo.  Solo son capaces de  convocar  el fantasma  de su amada Astarté, que venida del reino de los muertos, tampoco puede absolverlo de su crimen, tampoco puede cambiar el pasado, el crimen ominoso. Por tanto nada lo salva, ni la ciencia, ni la filosofía, ni la magia, ni la naturaleza pura, ni el amor. Solo queda el suicidio, solo queda la muerte.

Los héroes de Byron llevan ese destino desde los primeros acordes de las obras: van de la soledad de su  atormentado tránsito por la vida  a la soledad definitiva, que no es sino la única liberación posible de la primera.



lunes, 8 de abril de 2019

El corsario, de Lord Byron

Lord Byron compuso El corsario entre el 18 de diciembre y el 17 de enero de 1814, durante una estancia en la casa de su hermanastra, Augusta Leign. En febrero, ya había vendido, según su editor, más de 25.000 ejemplares. Este largo poema narrativo parece haber conectado con el espíritu de la época. Los lectores veían en el héroe de la obra no solo al propio Byron sino sus propios sueños y emociones, su propia sensibilidad.
El personaje del corsario o del pirata ( El pirata de Walter Scott, La canción del pirata, de Espronceda) va a entrar en la nómina de los  personajes románticos  marginados, misteriosos, rebeldes y  dotados  de una capacidad de sentir  emociones más profunda que las  el resto de los mortales. Conrado, el corsario de Byron, es un ser solitario, de pasado oscuro en los dos sentidos de la palabra, torturado psicológicamente, introvertido. Distante siempre de sus hombres, despierta en ellos un sentimiento casi religioso de respeto, temor y admiración; a él estos tributos no parecen llenarle el inmenso vacío de su existencia, vacío del que únicamente lo rescata el amor por Medora. Solo ella y los lectores comprenden su verdadera alma, donde pese a sus crímenes pasados, dominan los sentimientos puros de amor y honor.

Las dos personajes femeninos de la obra, Medora y Gulnara,son los medios por los que llegamos a ese fondo desconocido del protagonista. Ambas mujeres, unidas por el amor a Conrado, se complementan: una mata por él, otra muere por él. Porque el amor romántico está irremediable unido a la muerte, que es la única que puede darle, paradójicamente, la perfección.. El Pachá  no pasa de ser el enemigo arquetípico que por su tiranía se opone a la libertad del protagonista. Conrado lo ataca para defenderse de los planes del turco..

Por lo demás,  los ambientes propios del protagonista  son la isla y  el mar.  La isla simboliza el apartamiento de la sociedad, de la que el personaje, por sus crímenes o por la injusticia de esta contra él,  es un prófugo, un excluido; el mar es el símbolo de la libertad, allí donde el individuo se impone  sin más leyes ni valores que los suyos propios. No es cualquier mar, sino el de las costas griegas y turcas, el de  ese mundo oriental tan distinto y ajeno a la sociedad burguesa de la que huye Byron en su peregrinaje de dos años ( 1809-1810)  por España y Portugal,  Albania, Grecia y Turquía. 

Pese a que el lector puede tener ya plagado el imaginario de imágenes del cine sobre piratas e islas de piratas, banquetes orientales, mujeres con puñal y  mujeres languidecientes, lo cierto es que la obra de Byron conserva un poder de seducción y de evocación originales: sus descripciones son bellísimas, el ritmo de la acción y la dramatización,  perfectos;  los personajes, cercanos en su lejanía. 

Para aquellos que quieran conocer a grandes rasgos el contenido del poema, les dejo un resumen:

Canto I

Conrado, un corsario griego, surca el Mediterráneo extendiendo por éll su fama de hombre valiente y despiadado. Su hombres los respetan y lo temen . Su carácter introvertido, distante, impasible oculta la verdadera alma de Conrado, que se expresa sobre todo en su amor, profundo e inquebrantable,por  Medora, quien le corresponde con igual profundidad de pasión. 
Informado de la intención del Pachá  turco Seyr de lanzar un expedición para apoderarse de su refugio, decide  tomar la iniciativa, y atacarlo  antes. La despedida de los amantes es desgarradora.

Canto II

El Pachá está reunido con sus hombre en un banquete en el que celebran la próxima expedición. Conrad aparece y los ataca. Aprovechando el efectos sorpresa y el vapor que les causa a los turcos ver sus barcos y el palacio en llamas, Conrad parece salir victorioso del envite. Antes de partir, Conrada prohíbe a sus hombres hacer daño a las mujeres del harem, a las que salvan de las llamas. Sin embargo, el Pachá, repuesto de su sorpresa y viendo que los atacantes son un pequeño grupo pasa a la ofensiva y consigue capturar a Conrado. Su ejecución debe cumplirse al amanecer. En su mazmorra, ya dormido, recibe la visita de Gulnara ( Flor de granado) que le da las gracias por su salvación y la de sus compañeras, le expresa su intención de liberarlo mediando ante el Pachá.

 Canto III

Medora, sola  en lo alto de la isla, se inquieta por su amante. Supervivientes de la expedición le informan de que Conrado puede estar aún con vida y discuten el modo de rescatarlo. Gulnara intenta convencer al Pachá de que pida un rescate por Conrado en vez de matarlo. No consigue su propósito sino que despierta los celos y la furia de Seyr. En un segundo encuentro con Conrado le declara a este su amor y le propone asesinar al Pachá y huir juntos. Conrado se niega prefiriendo su suplicio y muerte a quedar deshonrado por haber matado al Pachá mientras este dormía. Sin embargo, sigue fuera de su mazmorra a  Gulnara y descubre lleno de espanto que la esclava ha dado muerte al Pachá como atestigua la sangre que hay en sus manos. Huyen en una barca. Gulnara está destrozada por la frialdad del trato de Conrado e intenta inútilmente que la perdone. Se cruzan con los hombres de Conrado, que precisamente acudían a su rescate.  Al final, Conrado se compadece de Gulnara y le manifiesta su agradecimiento. Impaciente por llegar a la isla, Conrado se lanza al mar para alcanzar la costa a nada más rápidamente. Ya en la casa de Medora, descubre que Medora se ha suicidado. Loco de dolor, huye del lugar, en el mar y desaparece para siempre sin que nunca más vuelva a saberse de él.





domingo, 31 de marzo de 2019

Las peregrinaciones de Childe Harold, de Lord Byron


Entre 1812 y 1818 Lord Byron  publicó una de sus más exitosas obras: La peregrinaciones de Childe Harold. Se trata de un largo poema narrativo dividido en cuatro partes.El quinto canto, iniciado en su viaje a Italia, quedó  inacabado. Este poema romántico alterna la descripción de lugares y acontecimientos históricos con  numerosas reflexiones de un joven que busca dar sentido a su vida tras haber caído en la desilusión y la sensación de vacío tras unos años entregado a los placeres mundanos. Es el tema del hastío vital y la huida a los lugares donde se cree que puede volver a sentirse la intensidad de la emoción. La gran acogida de esta obra se debe, seguramente, a que expresa poéticamente la melancolía, la depresión, la desilusión  propias de la generación posterior a la de la Revolución Francesas y las Guerras Napoleónicas.

La obra contiene numerosos elementos autobiográficos, sobre todo de sus expreriencia durante viajes por España, Portugal,  Italia y el mar Egeo entre 1809 y 1811. Había tanto de él en estos cantos, que Byron dudó en publicarlos, si bien lo hizo animado por sus amigos poetas. Como hemos dicho conectó de inmediato  con el  estado de ánimo en sus jóvenes contemporáneos.

Los dos primeros cantos se centran en el vagabundear de Childe Harold por Portugal, España, Albania y Grecia, en ese momento bajo el yugo turco. En el tercer canto encontramos a harold en Bélgica, nada menos que en la víspera de la batalla de Waterloo y después, seguimos sus pasos por Renania, el Jura y los Alpes suizos; el cuarto y último los acompañamos por Venecia y Roma.

Con esta obra, Byron da a la literatura el primer modelo de héroe romántico, dotado de rasgos  bien diferenciados. El héroe románticos tiene una gran inteligencia, una capacidad de percepción agudizada, tendencia al riesgo y al cambio, deseo de expatriación y de desclasamiento, adaptabilidad a cualquier situación en su viaje. Su comportamiento muestra su cosmopolitismo, su educación exquisita y sofisticada. Su ansia de libertad y su extremo individualismo le hace chocar con cualquier figura o forma de autoridad que intente recortar su voluntad y sus deseos, de modo que el héroe romántico tiene a estar fuera de la ley y de las normas sociales convencionales.

Childe Harold, llevado por un indisimulable sentimiento de superioridad, se muestra a menudo orgulloso, arrogante, perdonavidas y cínico. Es consciente de que su comportamiento es autodestructivo, pero no tiene ningún deseo de frenar esa deriva. Seduce a hombres y mujeres, pero solo es atraído fugaz y transitoriamente por ellos. Rodeado de misterio, escarba en sí mismo  buscando las emociones intensas que provoca en los demás y para su desesperación solo encuentra una nuez hueca. 

Este primer héroe romántico será el modelo inspirador de otros muchos héroes, sobre todo de Caín y de Don Juan. En ellos se basarán otros personajes de la literatura europea, el Eugenio Onieguin de Pushkin o  el don Felix de Espronceda.