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miércoles, 8 de mayo de 2019

SARA MESA: CICATRIZ (2015)

Hace una semanas acabé la lectura de Cara de Pan, la novela que Sara Mesa publicó en 2018. Me sorprendió su enfoque de un tema del que no es fácil  contar  sin caer en tópicos o visiones manidas.  Pese a algún escamoteo al lector, la obra me pareció bien trazada, con pulso seguro. Así que decidí leer otro título de la autora.
Cicatriz tiene bastantes aspectos en común con Cara de Pan. A Sara Mesa le gustan las distancias cortas en narrativa,  y explora los conflictos entablando una intensa dialéctica entre dos personajes, uno femenino; el otro, masculino. 

Sonia y Knut se conocen en internet, en un foro literario en el que Sonia participa para matar las horas insípidas y absurdas de oficina. Fuera ya del foro, establecen una intensa relación que podemos llamar epistolar ( vía e-mail, principalmente). Knut resulta un ser extraño, un outsider, que empieza a enviarle a Sonia primero libros que roba, hecho que Sonia sabe y acepta y después productos de lujo: perfumes, ropa interior de marca...  Se establece entre ellos  una relación que no deja de ser una lucha de poder, de dominación, de manipulación del lenguaje. Él parece saber muy bien quién es ( solo lo parece, claro); Sonia tiene una visión nebulosa de sí misma.

Página a página vemos cómo Knut va tomando el control de la relación ante una Sonia evasiva, insegura, contradictoria, débil y , sobre todo, inhábil en contrarrestar los ataques de la Razón masculina, que el propio Knut define como " directa y recta", frente a las ambigüedades y indirectas de la femenina. 

El reto para el lector es comprender qué pueden buscar cada uno de los personajes en esta relación y , desde luego,  la respuesta de que buscan "sexo" no es la correcta. Podría decirse que ambos están tan profundamente solos y carentes de vínculos estabilizadores  que buscan crear una relación fantasmal que los salve. Como  relación fantasmal que es, no llena al fin el vacío y la desesperanza de ninguno,  pero al menos al Sonia le irá revelando lo poco que se conoce a sí misma, la superficialidad de su pensamiento, lo recóndito de la motivación de sus actos. En Knut encontramos un desesperado  y fracasado intento  de dominar la realidad a través del robo, a través de un examen maniático de la comunicación, a través de la imposición de sus ficciones a otra mente.  

Sara Mesa consigue mantener en la novela un ambiente turbio de tensión. El lector siempre está alerta,  consciente  de que los personajes son funambulistas que se pueden precipitar mortalmente del alambre. Pese a que la novela básicamente está construida sobre estos dos personajes, es bien visible a través de ellos una sociedad líquida, de seres desorientados, que no encuentran en sus vínculos el sentido de la vida, pero que tampoco la encuentran en sí mismos por más que indaguen en ella.

Es, en mi opinión, una novela triste y pesimista, que habla de la imposibilidad de comunión y comunicación  entre los seres humanos, que están, sin embargo, condenados a buscarse.