Abrió los ojos con un pestañeo intermitente, un pestañeo perdido, no sabía dónde se encontraba, tenía un dolor de cabeza constante, no recordaba lo ocurrido. Todo esfuerzo era en vano. No se acordaba ni de su nombre. ¿Quién era? ¿Dónde se encontraba? Miró alrededor en busca de un interruptor ya que el cuarto estaba oscuro. Se levantó a ciegas y, tras golpearse con varios muebles, encontró el interruptor, pero no obtuvo respuesta. Por casualidad encontró una linterna y al encenderla observó que se encontraba en la sala de una casa ajena.
Antes de nada, se echó las manos al bolsillo y vio que solo tenía la cartera; el móvil lo había perdido. Fue directo al carnet de DNI y vio que se llamaba Aitor, Aitor Suárez. Después, empezó a mirar por los alrededores, buscando objetos para poder ir recordando cosas. Abrió cajones, armarios… Pero sin salir de la sala, puesto que había un pasillo oscuro con una luz brillante que provenía de otro cuarto.
Seguía buscando información valiosa, pero solo encontraba mapas y revistas de sitios a los que visitar. ¡ESO NO SERVÍA PARA NADA! Tras seguir rebuscando dio con una foto, salia él con una mujer. La foto era en blanco y negro, estaban en una campa y era un dia soleado, puesto que la foto era clara y no oscura. La mujer tendría unos 30 años y el 5 años. La mujer le agarraba el hombro; una sonrisa de oreja a oreja indicaba que era uno de los mejores días y por ello se sacaron una foto.
Tras media hora de búsqueda, no logró encontrar nada, se planteó atravesar el pasillo entero hasta la luz misteriosa al final del pasillo que provenía de un cuarto inexplorado. Cogió la linterna y se puso enfrente del pasillo. Concentrado, no pensaba en nada malo, no quería pasar miedo, solo quería llegar a su destino; pero a medida que iba avanzando las cosas iban a peor: a los laterales había rasguños en las paredes, había manchas oscuras, parecía barro y, en algunos casos, trozos de comida pegados en la pared. ¡MENUDA CASA DE LOCOS!
También había cuadros colgados, y muchos de ellos estaban torcidos, incluso algunos rotos, en el suelo. Tras observar ese desastre de casa, enfocó con la linterna al fondo y en el reflejo de un espejo vio como una persona con la cara blanca estaba detrás de él; no se lo podía creer: sus latidos iban a mil por hora, la respiración no podía ser más agitada, le temblaban las manos y al mover la linterna arriba y abajo, en el reflejo del espejo parecía que el hombre se movía detrás de él en modo burlón. Tras calmarse y no obtener respuesta del individuo, tras llenarse de coraje y valentía, se dio media vuelta y le dio un puñetazo. El l hombre cayó al suelo haciéndose en 1000 pedazos de mármol. Solo era una escultura de la antigua Grecia.
Después de ese altercado, decidió avanzar, no tan asustado y con más confianza y con un paso ligero.
Llegó a su destino: estaba en la puerta del cuarto y vio que el cuarto estaba destrozado, como si una manada de ñus lo atravesara todos los días. En este cuarto, la luz tampoco iba pero había luz, no misteriosa, porque provenía de un ordenador que permitía ver todo el cuarto. Con dificultad vio la ventana que estaba detrás del ordenador, ya que le hacía contraluz. Levantó la persiana y vio que era un dia lluvioso, de mucho viento. contenedores por el suelo, árboles caídos... Estaba en un pueblo y le era familiar ese sitio. Como si hubiera soñado con aquel lugar.
Poniendo la atención en el ordenador vio que había un correo esperando a que lo abriese. Puso la mano sobre el ratón y cliqueó aquel mensaje. Inmediatamente se abrio una pestaña que ocupaba toda la pantalla. El color dominante que pudo observar al momento era el verde, excepto una línea que atravesaba todo el ancho de la pantalla que era roja. Siguió la línea roja y al final de ella ponía un nombre: AITOR SUAREZ. ¡En ese instante recordó todo!
Estaba solo porque sus padres se fueron de vacaciones un fin de semana entero. Por eso tantos folletos de sitios turísticos. No habia luz, por culpa del temporal que había fuera: un rayo tiró la torre de luz y todo el vecindario se quedó sin luz, un apagón.
Recordó que ayer, sábado, salió de fiesta y volvió junto a los primeros rayos de luz. Borracho llegó a casa y decidió empezar a hacer lo que le quedaba por terminar de literatura. Pero por el cansancio se levantó y tambaleándose fue hasta la sala donde se despertá hace 1h.
Tras ese recuerdo, se dio cuenta de que eran las 00:01 de la madrugada del dia lunes. El plazo de entrega había terminado. Había suspendido literatura.