jueves, 2 de mayo de 2019

LA FLOR AZUL. PENELOPE FITZGERALD

La novela histórica siempre me ha parecido, entre los subgéneros narrativos, el de más difícil ejecución. No solo requiere de una buena documentación, que también, sino  de la capacidad de captar el espíritu de una época, su vibración. En cierto modo, la novela histórica es un conjuro al tiempo y a la muerte.

Después de leer Himnos a la noche de Novalis  y Enrique de Ofterdingen  andaba yo queriendo saber más de este autor un poco esquinado en los estudios del Romanticismo alemán en nuestro país. No obstante no me apetecía leer una biografía llena de datos organizados con  peor o mejor acierto, escrita en tono académico. Era fácil llegar, vía Google, a La flor azul  de Penelope Fitzgerald.

La novela publicada en  1995 , ganó el National Critics Award y fue declarado Libro del Año en el Reino Unido Y el fervor del público,pero con toda seguridad no pasará a la historia de la literatura como una obra maestra. La flor azul es una novela de grata lectura, y en mi caso ha cumplido con la finalidad con la que me acerqué a ella: darme a conocer de una manera amena la vida de  Friedrich von Hardenberg.

Es cierto que la novela no tiene “nervio narrativo” pero hace entrar al lector en el ambiente provinciano y patriarcal de la Sajonia de finales del siglo XVIII, de esos mismos años en que Francia hacía temblar a Europa de miedo o de esperanza con su Revolución. Los von Hardenberg eran una familia noble cuyas  propiedades se caían a pedazos mientras la familia no paraba de aumentar. Dominados por el humor sombrío de un padre de rígido Pietismo, había amor en aquella familia pero también  una contención emocional constante. Fitzgerald nos da una imagen de la aristocracia  muy diferente a la que nos formaríamos  según los prejuicios o los tópicos actuales. Claro que se trata de la baja nobleza.En la casa de los Hardenberg no abunda la comida, se pasa frío, se hace la colada una vez al año y todos los hijos crecen enfermizos. Novalis pareció llevar bien esta penuria económica siempre refugiado en su riqueza espiritual. Ese es uno de los rasgos que resalta la autora: la capacidad que tiene el poeta de extraviarse en sus ensoñaciones y de espiritualizar y poetizar la existencia. Cierto que estudiará con ahínco para convertirse en ingeniero de minas, pero esto nada desdice de su tendencias espirituales, idealistas porque un poeta lo es “haga lo que haga”.

La parte que esperaba con más interés era la época universitaria de Novalis  en Jena  y  Leipzig Es entonces ( 1790-1793)) cuando traba su amistad con Schiller, que fue su profesor de Historia, los hermanos Schlegel, Fichte… Una vez acabados sus estudios mantendrá contacto con ellos. El círculo de Jena aparece en la novela a través de  breves conversaciones, alguna anécdota y algunas de sus ideas filosófica. El cuadro queda pobre y no alcanza a dar idea de la importancia intelectual de este grupo y de su influencia den Novalis. Goethe, por su parte, aparecerá solo de refilón en la novela.
El episodio que más ha trabajado Fitzgerald ha sido la historia de amor entre Novalis y la jovencísima Sophie von Kühn. Es brillante la presentación de la vida de familia de esta muchacha. Se trata también de una familia numerosa, en mejores condiciones económicas y perteneciente a la clase media. Tanto su comportamiento como sus principios morales son muy diferentes a los de la familia de Hardenberg.  En ella reina la espontaneidad, la alegría, la hospitalidad y el optimismo. Representan el estado de ánimo de la burguesía confiada. La autora presenta a Sophie  bajo distintas perspectivas. Está clara que la mirada de Novalis es muy diferente a la del resto: la mayoría no ven en ella más que una niña a la que le es imposible seguir la conversación  de Novalis y que tampoco presenta signos de una gran inteligencia. Para el poeta Sophie es su flor azul: la unión de amor, poesía y filosofía.  La novela acaba cuando la muchacha muere de tuberculosis a los 15 años. Luego, en un epílogo conocemos la suerte de cada uno de los hermanos de Novalis, sus tempranas muertes y la muerte del propio poeta en 1801.

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