EL ALFILER LITERARIO
La ilusión más temible de la escritura es la que consiste en hacerte creer que puede abolir el espacio, y también el tiempo, volver a hacer presente lo que no está, o alcanzable lo que se ha perdido para siempre. Creo que cedí a esa tentación.TEODOR CERIC "Jardines en tiempos de guerra". Crear un blog literario es algo más humilde, pero tiene las mismas pretensiones imposibles.
lunes, 24 de marzo de 2025
martes, 29 de marzo de 2022
ARDE ESTE LIBRO, DE FERNANDO MARÍAS: LA DOBLE DESPEDIDA
Hacía tiempo que un novela no me pegaba un bofetón semejante. La leí con el corazón en un puño, con la conciencia de que existen infiernos que solo se pueden narrar si se han visitado, si se ha vivido y casi muerto en ellos. La emoción me llevó a querer tener algún día delante, en carne y hueso a Fernando Marías. Doble puñetazo: murió el 5 de febrero, hace unas semanas; fue otro sobrecogimiento. Leeré de nuevo la novela, sé que ahora de otra manera, rastreando en ella el final del propio autor.
Fernando realiza en Arde este libro uno de los ajustes de cuentas con sus propias culpas más sincero y arrasador de los que he leído nunca. Intenta entender a la mujer que amó durante más de veinte años, y que murió completamente alcoholizada, por una adicción en la que la inició él. Estremece ese historia de amor que estrecha el alcohol y es destruida por él. Enternece ese esfuerzo de Fernando Marías por hacerle "una casa de papel" a la mujer que amó y a la que apenas conoció o conoció de una manera difícilmente verbalizable. Verónica no deja de ser un ser nebuloso que provoca en nosotros una indecible angustia de vida fracasada, vacía, sin propósito, sin asideros, desarraigada. Los muertos no pueden replicar, ni aclarar, sin desmentir, ni dar a conocer aquello que los demás no percibieron en su vida. Gran tragedia la de darse cuenta de que no se hizo lo suficiente por descubrir los deseos, los miedos, las aspiraciones, los temores de alguien a quien quisimos, pero no lo suficiente para indagarlos. A mí me queda la sensación de que amar así es amar insuficientemente. El propio autor se da cuenta de que el fondo sus proyectos estuvieron siempre por delante, en la errónea creencia, tan común a muchos hombres, de que el proyecto de ella...era él.
Por otra parte la devastación del alcoholismo está dibujada con maestría estremecedora, así como el ambiente del Madrid de los 80, el prodigioso Madrid de los 80 donde esa vida al filo de la muerte era un juego de jóvenes que se creían inmortales, de jóvenes que sentían que con ellos empezaba otro mundo, otro país, otra historia. Es un bonito ejercicio de nostalgía leer la novela en el propio Madrid, recorriendo las calles de la pareja "feliz". Quizá el mejor lugar para releerla sea la estación de Chamartín, leer allí la lacerante escena de despedida.
Si no han leído aún esta novela, léanla, léanla, porque pocas como ella tocan tan a fondo la fibra de nuestra vulnerabilidad.
sábado, 2 de enero de 2021
El 2021 QUE NOS VIENE ...NUEVAS LECTURAS PARA UN AÑO DIFERENTE
Yoga, de Emmanuel Carrère (Anagrama, febrero).
El huerto de Emerson, de Luis Landero (Tusquets, enero-febrero)
Gema, de Milena Busquets (Anagrama, febrero)
Llévame a casa, de Jesús Carrasco ( Seix Barral, febrero)
Miss Marte, de Manuel Jabois ( Alfaguara, febrero)
Tomas Nevison, Javier Marías (Alfaguara, marzo)
Independencia, Javier Cercas ( Tusquets, marzo)
Los ojos cerrados, Edurne Portela (Galaxia Gutenberg, hacia marzo)
Notas para unas memorias que nunca escribí, Juan Marsé (Lumen, hacia marzo)
Mexicana, de Manuel Arroyo-Stephens ( Acantilado, sin fecha)
Una casa en el desierto, de Javier Fernández Castro ( Alfaguara, sin fecha)
El espectador. Apuntes 1991-2001, de Imre Kertész (Acantilado, enero)
Domingo, Natalia Ginzburg (Acantilado, febrero)
Recuerdos de mi no existencia, de Rebecca Solnit ( Lumen, febrero)
Azulejos, de Maggie Nelson ( Tres Puntos, febrero)
Desmorir, de Ann Boye (Impedimenta, primer trimestre)
La deseada, Maryse Condé (Impedimenta, primer trimestre)
Segundo lugar, de Rachel Cusk (Asteroide, primer trimestre)
El vigilante nocturno, de Louise Erdrich (Siruela, marzo)
La muerte en sus manos, de Ottessa Moshfegh ( Alfaguara, abril)
En la casa de los sueños, de Carmen Maria Machado (Anagrama, mayo)
Días apasionantes, de Naoise Dolan (Temas de hoy, enero)
Hamnet, Maggie O’Farrell (Asteroide, febrero)
Klara y el sol , de Kazuo Ishiguro ( Anagrama, abril)
La anomalía ,Hervé Letellier ( Seix Barral, en abril)
La casa del gobierno, Yuri Slezkine ( Acantilidado, abril)
Alguien camina sobre tu tumba, de Mariana Enriquez (
Shuggie Bain, de Douglas Stuart (Sexto Piso, otoño)
Cuentas pendientes de Vivian Gornick( Sexto Piso, otoño)
Nuevo libro de Orhan Pamuk (Literatura Random House, septiembre)
Inside Story, de Martin Amis (Anagrama, sin fecha)
Primera persona del singular, de Murakami (Tusquets, otoño)
Invierno, Primavera y Verano, de Ali Smith ( Nórdica, sin fecha)
Fuente: El País
Otras propuestas de lectura para 2021
martes, 4 de agosto de 2020
SÓCRATES ENAMORADO, DE ARMAND D`ANGOUR
Hace unos días acaba la novela del psicólogo y novelista Ignacio García-Valiño “Las dos muertes de Sócrates”; hoy he acabado “Sócrates enamorado” de Armand d`Angourd, profesor de Estudios Clásicos en Oxford. Ambas obras son de diferente género: la primera es una novela con rasgos de dos subgéneros narrativos(el policiaco y el histórico), la segunda una biografía que juega con la documentación, su interpretación, los intersticios de la historia y la imaginación del autor. Pese a sus diferencias, me ha llamado poderosamente la atención que ambas subrayen la figura de Aspasia, su relación con Sócrates y otros hombres relevantes de la Grecia clásica, como Alcibíades, Aristófanes y por supuesto, Pericles. Lo llamativo de esta nueva visión de Aspasia es que va mucho más allá de la de una hetaira que unía a su belleza física, ciertos encantos intelectuales como complemento o adorno para el entretenimiento masculino. Para Armand d`Argout, Aspasia es la Diotima de “El Banquete” de Platón, una mujer importante en la formación filosófica de Sócrates. Lo mismo que García-Valiño, el autor británico subraya la influencia de Aspasia en Pericles, el hecho de algunos discursos políticos de este los escribiera ella, que estaba formada en la retórica. Por lo demás, cada vez es más evidente que la “La Lisístrata” de Aristófanes y su “Asamblea de mujeres” parecen deudoras de la figura de Aspasia y de su ideas democráticas, que al conservador Aristófanes le debieron parecer extravagantes y chuscas. Sin embargo, los razonamientos de “Lisistrata” no parecen una ocurrencia ex nihilo de Aristófanes, más bien el fruto de largas conversaciones con Aspasia, que no olvidemos, fue mujer de uno de los grandes defensores de la democracia ateniense y que la trató, según todos los testimonios de la época, como a un igual, cosa que, por supuesto le valió muchas críticas.Hoy le hubieran llamado “calzonazos”.
Desde luego vivimos una época en que se intenta dar visibilidad a mujeres que quedaron en la oscuridad de la historia por los prejuicios e intereses de quienes la contaron. Está claro que al desvelar su existencia se corre el riesgo de atribuirles unas ideas que no eran tanto suyas como nuestras. Sin embargo, ese es el riesgo que se corre con cualquier aspecto que se estudie del pasado: por otro lado, ese pasado no sería muy interesante si no siguiera interpelándonos en la actualidad. Todo el mundo sabe que “la democracia ateniense” no fue como nuestra democracia. Cualquiera ha de entender que “el feminismo de Aspasia” no es lo mismo que el feminismo de “Simone de Beauvoir”. Pero tan lícito es que nuestro presente busque sus raíces en el mundo griego para su sistema político o para su arte, como que haya autores que indaguen en la figura de Aspasia como referente de las reivindicaciones de las mujeres.
“Socrates enamorado”, por supuesto, es mucho más que la relación entre Aspasia y Sócrates.
Armand d`Angour quiere reconstruir las distintas etapas de la vida del filósofo, que no dejó nada escrito. Para ello recurre a toda la documentación del mundo griego y también del romano. Arremete contra la idea fija que tenemos hoy en día de Sócrates, empezando por su aspecto físico. No se entiende muy bien el afán de Armand d`Angour por demostrar que la imagen que nos ha llegado es la de un Sócrates feo maduro o anciano, pero que en su juventud debió de ser atractivo. Nos viene a decir que de carecer de fotos de juventud de nuestros abuelos, pensaríamos que siempre fueron calvos, de mejillas caídas, de orejas grandes y de pelos en la nariz. Por lo demás, que algunos jovencitos y mujeres sintieron por él una fuerte atracción está documentado. He de confesar que no había visto hasta ahora tanto esfuerzo por demostrar que un hombre, además de inteligente, era atractivo. Es como la contramoneda de las mujeres que, siendo guapas tienen que demostrar que no son tontas.
También hace el autor un esfuerzo por aclarar los orígenes sociales y la formación de Sócrates. Bien es sabido que este filósofo no era santo devoción de Nietzsche. Lo que quizá no sepa tanta gente es que el filósofo alemán argumentaba contra él por su fealdad y por sus orígenes humildes:
“Sócrates pertenecía, por su ascendencia, a lo más bajo del pueblo: Sócrates era plebe. Se sabe, incluso se ve todavía, qué feo era. Mas la fealdad, en sí una objeción, es casi entre los griegos casi una refutación. ¿Era Sócrates realmente griego? Con bastante frecuencia la fealdad es la expresión de una evolución cruzada, estorbada por el cruce. En ocasiones aparece como una evolución descendente. Los antropólogos entre los criminalistas dicen que el criminal típico es feo…” (Crepúsculo de los ídolos.1880)
Parece que Armand d`Argour quisiera defender a Sócrates de un ataque tan bajo de un filósofo al que se le han perdonado demasiadas ideas como las anteriores. Empleará muchas líneas para convencernos de que si el padre de Sócrate, Sofronisco, era un mampostero, no era un currela, sino el dueño de un taller. No era aristócrata, pero estaba emparentado con buenas familias; no era élite, pero estaba en contacto con ella. No se le ocurre al autor que precisamente la democracia ateniense, al hacer iguales a los ciudadanos varones, permitiera que el hijo de un mampostero al que le iban bien los negocios pudiera recibir una buena formación. Sócrates recibe la formación de un ciudadano con recursos económicos, aunque no fuera aristócrata: gimnasio, danza, música, lírica, retórica, entrenamiento marcial. De hecho, tiene por maestro a uno de los discípulos de Anaxágoras, Arquelao; así mismo es hoplita, un ciudadano soldado que tiene que comprarse su propio equipamiento. Por lo demás, es sabido que educó a muchos de los hijos de la aristocracia griega, a la élite.
En el mismo sentido, Armand d`Argour quiere evitar la visión de Sócrates contemplativo, ajeno al devenir de la polis. Cuenta con detalle algunas de las batallas en las que participó y su fama de soldado valiente, su disciplina, de enorme resistencia física y mental. Su pasado de soldado leal no pareció hacer ninguna mella en el tribunal de ciudadanos que lo condenó a muerte.
Lo que sí es cierto es que no tuvo nunca aspiraciones políticas, al menos, directas: no aspiraba a cargos, tampoco a riquezas. Armand d`Angour da por sentado que esa pobreza fue una elección del filósofo, en modo alguno algo obligado por su estatus social. De hecho, se podría haber enriquecido como sofista si lo hubiera querido, pero Sócrates despreciaba a quienes cobraban por sus enseñanzas.
De los amores de Sócrates, ocupa un lugar preferente el que sintió por el joven Alcibíades. Indudablemente eran relaciones entre un adulto y un joven cuyo eje no era la sexualidad, que estaba o podía estar incluida, sino la formación. Sería un error contemplar estas relaciones según nuestra visión contemporánea. Sin embargo, el amor que marcó su vida hacia la filosofía fue, según Armand d`Argour, el que sintió por Aspasia de Mileto.
La biografía escrita por Armand d`Angour se lee con interés. El propio autor se cuida una y otra vez de distinguir lo que está documentado, de lo que son interpretaciones, deducciones o simplemente imaginaciones. En todo caso, es un acercamiento interesantes a Sócrates y a esa Grecia clásica que no deja de fascinarnos.
domingo, 2 de agosto de 2020
RONDA DE GUINARDÓ, DE JUAN MARSÉ
Juan Marsé acotó de manera precisa el espacio y el tiempo en su novela corta “Ronda de Guinardo”: la acción transcurre durante el 8 de mayo de 1945, día en que los periódicos informan que la Alemania nazi se ha rendido a los países aliados y que por tanto está cercano el final de la Segunda Guerra Mundial. En España hace solo seis años que finalizó la Guerra Civil y el país vive los primeros años de la dictadura franquista, marcada por la miseria, la represión política, que en el caso de Cataluña se manifiesta también como represión lingüística.
Siguiendo las técnicas aprendidas en autores como Joyce, la novela es un deambular por la ciudad de dos personajes, un inspector de policía y una muchacha huérfana, Rosita, recogida en “La Casa de Familia”, regentada por la cuñada del primero. El inspector debe conducirla al depósito de cadáveres del hospital para que reconozca el cadáver del hombre que la violó dos años atrás Juntos recorren el distrito de El Guinardó. Rosita, a quien aterra semejante perspectiva, va a ir demorando con mil excusas el momento del reconocimiento del cadáver. En las numerosas paradas por locales, por bares, por los rincones de las calles, delante de verjas de casas… se suceden episodios de una sordidez cotidiana que nos van mostrando el ambiente miserable en que está sumido el pueblo, el miedo de la burguesía catalana y la represión implacable de la policía sobre la población. Rosita, una muchacha de 13 años, llevada a Cataluña después de haber perdido en Andalucía a toda su familia durante la Guerra, es el símbolo de todas las vejaciones y explotaciones: se ve obligada a realizar trabajos no retribuidos en diferentes chalés de la ciudad, tiene que contribuir a las cuentas del orfanato, es prostituida...El inspector, enfermo y envejecido, parece que está viviendo su último día de vida, su particular bajada a los infiernos. Le asaltan los recuerdos de sus pasadas atrocidades y repite algunos de sus gestos de abuso ya casi como un autómata.
La novela se cierra en el depósito de cadáveres, donde el lector hace el último descubrimiento atroz. En este final, como en toda la novela, Marsé consigue crear un clima deprimente no solo por lo que cuenta sino sobre todo por lo que sugiere.
sábado, 1 de agosto de 2020
MONTAIGNE, DE STEFAN ZWEIG

Cuando Hitler llega al poder en 1933, los libros de Zweig son condenados y luego prohibidos. El fascismo también ganaba terreno en Austria y cuando la policía fue a registrar la casa de Zweig, este la abandonó para no volver jamás. Sin embargo, el Zweig exiliado no se va a manifestar nunca públicamente en contra del nazismo ni en favor de los judíos perseguidos. Esta neutralidad será duramente atacada por intelectuales de la época como Hannah Arent. Parece ser que su pretensión era seguir su vida sin interferencias en Londres. Aun así, el sentimiento de que su mundo se había hundido para siempre y que la brutalidad de Hitler se extendería hasta América hizo que ni siquiera se sintiera seguro en Brasil, adonde se dirigió con su segunda esposa. Como es bien sabido, ambos se suicidaron en una habitación de hotel en la ciudad brasileña de Petróplis. En su carta de despedida decía a sus amigos: "Ojalá puedan ver el amanecer después de esta larga noche. Yo, demasiado impaciente, me voy antes de aquí".
La obra que tenía entre manos y que dejó inacabada era la biografía de Michel de Montaigne. Zweig nos dice desde el principio que había leído los "Ensayos" de este autor en su juventud y que entonces solamente los apreció literariamente; en ese momento las ideas centrales del filósofo (la libertad de pensamiento, la tolerancia y su defensa del individuo frente al poder) le parecían ya un hecho histórico, una conquista por la que se le debía estar agradecido, pero que ya no constituían una preocupación.
Zweig se rencuentra con Montagine cuando siente que está a punto de naufragar; necesita una voz amiga que lo guíe en la profunda depresión en la que lo ha sumido el hundimiento de su mundo liberal europeo, cosmopolita, culto, libre. "Ese mundo de ayer" irrecuperable frente a un presente y un mundo de mañana que Zweig creo con horror será una extensión mundial de la barbarie nazi. En esas circunstancias encuentra un paralelismo histórico entre Montaigne y él. También en Europa a una época de esplendor, de humanismo, de esperanzas ( el llamado Renacimiento) le había sucedido un tiempo oscuro de locura colectiva, de guerras despiadadas. Zweig quisiera adoptar la misma postura que Montaigne: un repliegue en el yo interior y una templanza inquebrantable ante un mundo exterior convulso contra el que nada puede hacer un hombre. Hubiera querido Zweig encontrar la ciudadela interior, la torre de Montaigne para poder estar a salvo de los demonios de la Historia.
Zweig hace por tanto una lectura de los Ensayos muy apegada a sus necesidades psicológicas en esos meses que precedieron a su suicidio. Utilizará al filósofo para descargarse de culpa por su negativa a condenar públicamente el nazismo. Para él, Montaigne no se dejó llevar por obligaciones impuestas desde fuera que atentaran contra su "esencia", y no obedecía siquiera a deberes autoimpuestos: si un placer se convertía en un deber, había que abandonarlo.
Que el mundo, que los demás le pesaban a Zweig en el ánimo se ve claro en la manera admirativa en que narra dos decisiones del filósofo francés : la primera, su apartamiento de la escena pública, política cuando tenía 38 años . Montaigne pasará diez años en su casa señorial y muchas horas en su torre. Su única misión leer y escribir, observarse a sí mismo viviendo, saber de sí mismo, gozar de sí mismo. Cuando esto no fue suficiente porque le agobiaba la vida de familia y las cargas administrativas de su propiedad, decidió irse de viaje, sin rumbo, sin plan, abierto a la variedad del mundo y de las situaciones de su trashumancia. Zweig era también una gran viajero, pero no encontró en su deambular tras 1934 ese sentimiento de libertad del que hablaba Montaigne. Ciertamente Montaigne no era un desterrado, diferencia psicológica fundamental con Zweig.
Montagine publicó sus Ensayos, pero no pensaba que hubiera nada transferible en ellos. Su vida era única y escribió para hacérsela consciente a sí mismo. Según él, cada cual tenía que hacer sus propia ciudadela interior. Está claro que el ejemplo de Montaigne no le fue suficiente a Zweig para seguir viviendo y esperar con templanza "el amanecer de la larga noche" de barbarie que asolaba Europa en 1942.
viernes, 31 de julio de 2020
LA FIN DE L' AMOUR, DE EVA ILLOUZ
jueves, 30 de julio de 2020
LAS DOS MUERTES DE SÓCRATES, DE IGNACIO GARCÍA-VALIÑO
La novela de Ignacio García-Valiño no acaba de encontrar un buena simbiosis entre los dos subgéneros que maneja. Todo apunta a que el deseo del autor era escribir una novela histórica y que lo policiaco no es más que un vehículo para mantener el interés de un cierto público. En definitiva, es en lo histórico (sean hechos reales o posibles) donde radica el interés de esta novela.
Es un verdadero placer deambular por la Atenas clásica y encontrar “vivos” a Alcibíades, a Pericles, a Sócrates, a Platón, a Aristófanes, a Protágoras y sobre todo, a Aspasia. Es Aspasia el eje de la novela y su mirada sobre los grandes personajes con los que convivió más o menos íntimamente releva nuevos aspecto sobre ellos. La hetaira se sobrepone a las divisiones y rencillas excluyentes establecidas por los hombres y es capaz de apreciar a Sócrates, pero también a los denostados sofistas, especialmente a Protágoras. Por tanto, no se conforma García- Valiño con la visión de estos personajes transmitida por la tradición: así arroja una sombra de duda sobre la buena fama de Sócrates transmitida por Platón, su gran apologista. Protágoras recupera en la novela una dignidad de la que también le despojó Platón. Por otra parte el novelista atiende a una reinvindicaciones de las mujeres tratadas marginalmente por los historiadores. Aspasia va a intentar utilizar toda su influencia para que la democracia con el tipo a las mujeres.
Hay momentos para los que García-Vadillo se ha documentado a fondo; es el caso del juicio contra Sócrates. Pone en duda que la única interpretación sobre la decisión de Sócrates de tomar la cicuta esté basada en la virtud de este. Revisa, por tanto, la imagen de santo laico que nos ha llegado del filósofo que recorría las calles de Atenas haciendo preguntas a todo aquel con el que se cruzaba. Se sugiere que Sócrates tuvo bastante influencia en la educación de aquellos que hicieron caer la democracia ateniense, régimen político con el que no simpatizaba, como tampoco lo hacía el aristocrático Platón.
Con todo, el personaje más rico en su recreación es Aristófanes. Es el cliente más asiduo del burdel de Aspasia. De forma atrevida, García-Valiño atribuye a la hetaira el encargo de la escritura de la más conocida de las comedias de Aristófanes: “Lisístrata”, una comedia tremendamente transgresora con los valores patriarcales atenienses que cuadra poco con las posiciones conservadoras y misóginas atribuidas del comediógrafo. También aparece como una obra de encargo “La asamblea de mujeres”.
Si algo queda claro en la novela es que son los hombres los que mandan, pero son las mujeres las que tienen más inteligencia para hacerlo de una manera más igualitaria; las hetairas son mujeres inteligentes, públicas en los dos sentidos de la palabra, por prostitutas, pero también por ser las únicas que podían tener influencia en los asuntos de la polis, aunque fuera desde la posición a la que las condenaban los hombres. Aspasia intenta crear una escuela de mujeres en el burdel; incapaz de poder formar a otras mujeres en literatura, ciencia, filosofía en una escuela formal, se propone formar a las hetairas cuyo éxito vendrá de ese plus intelectual en relación a las otras prostitutas. Hoy nos cuesta entender que este fuera el único camino para que los hombres permitieran expresarse en público a las mujeres y no las castigaran por su inteligencia y buen discernimiento. En el cristianismo esa misma función la ha cumplido el convento durante siglos; era este el único lugar donde una mujer podía cultivarse sin despertar las furias masculinas, y eso no siempre.
En cuanto a la trama detectivesca, el autor comete varios errores, el más grave el que los griegos llamaban “deus ex machina”. Consigue despertar la curiosidad del lector, pero la resolución del caso es retorcida, artificial y sobre todo, inverosímil. Este defecto no impide, sin embargo, disfrutar de la estupenda ambientación histórica que consigue el novelista. Si pueden, léanla.
miércoles, 29 de julio de 2020
LOS MILLONES, DE SANTIAGO LORENZO
martes, 28 de julio de 2020
MONTAIGNE : NO EXISTEN VERDADES ABSOLUTAS O DURADERAS, SOLO OPINIONES
domingo, 1 de marzo de 2020
EL ENTENADO, DE JUAN JOSÉ SAER
No es esa la única maravilla de la novela. Saer nos interpela sobre la forma de ver el mundo, sobre la forma de estar y ser en él. El protagonista es un grumete de una expedición española al Río de la Plata que, a principios del siglo XVI, es capturado por una tribu india.. El muchacho no entiende por qué escapa al destino de todos sus compañeros capturados, que es ser devorados en un banquete. Esta con los indios diez años y asiste como espectador a la vida cotidiana y a los rituales de canibalismo y orgías de la tribu sin juzgarlos. Saer reta al lector occidental a no hacer intervenir de inmediato sus prejuicios y no juzgar a la tribu. Le reta, en definitiva, a ver desde dentro a la tribu como intenta hacer el grumete sin éxito. El protagonista, ya muy anciano, rememora aquellos años y nos narra los posteriores a su vuelta a España. Con una fina ironía, nos plantea la pregunta de si “nuestra tribu” vista desde fuera no parecerá tan incomprensible y condenable como la de esos indios del Río de la Plata. La novela está recorrida por preguntas de calado existencial y filosófico sobre el ser, la realidad, la desaparición, la muerte, la nada… No entiendo cómo este autor es tan poco conocido en España, cuando está a la altura de Borges y Cortázar. ¡Ojalá se animen a leer esta obra!
miércoles, 26 de febrero de 2020
EL FILTRO BURBUJA, DE ELI PARISER
Creía que este libro me iba a sorprender más, a desvelarme tejemanejes oscuros en internet. El caso es que nada de lo dice me ha chocado como nuevo. Algunos aspectos los conocía de lecturas aquí y allá; otros son fácilmente imaginables. Y es que a estas alturas nos queda poca inocencia. Sabemos que Google no nos ofrece sus servicios por un afán altruista, que cuando el servicio es gratis, el cliente es la mercancía.
El autor hace mucho hincapié en las consecuencias de las recomendaciones personalizadas que hace Google y el peligro de crear una burbuja en que siempre estemos metidos en nuestros supuestos intereses. Google hace esto para que cliquemos más, para que estemos más tiempo en la red. Por lo general el usuario se siente complacido de que sus gustos "estén" atendidos y no examina los efectos perniciosos de tal complacencia. Desde luego, efectos tiene muchos. El primero el de ponernos unas orejeras para todo aquello que no nos complace o "que no va con nosotros"; es más, hay todo un mundo que queda excluido de nuestro conocimiento puesto que nuestros clics iniciales nos encaminan por unos derroteros y nos apartan casi definitivamente de otros. La realidad no funciona así, allí tenemos que hacer frente a situaciones, problemas y personas que no podemos apartar con un clic. El engaño mayor es pensar que el mundo es así, como nos los configura Google a través de sus recomendaciones. Incide mucho el autor en que en este mundo donde todo se vuelve mercancía, también lo son las ofertas políticas, y ahí la Red está teniendo una influencia manipuladora estremecedora. Como individuos poco podemos hacer para resistir a dicho poder de influencia. Al final, pensamos lo que nos inducen a pensar. Esto no es nuevo, pero con las redes ha cobrado una carácter masivo y exponencial.
Que esto es imparable no se le escapa a nadie, tampoco al autor. Sin embargo, nunca se había acumulado tanto poder en tan pocas manos, un poder arbitrario y que se desentiende de cualquier exigencia ética y de cualquier intento de fijarle límites; son las compañías las que se creen con derecho a ponerlos siempre en su propio beneficio monetario. Quien tiene un gran poder, tiene una gran responsabilidad, pero los gurús cibernéticos se la sacuden diciendo que esto es un juego en el que entra quien quiere, y que a ellos no les interesa la política.
Recomiendo el libro para saber, por lo menos, dónde nos metemos, aunque, como prueba esta reseña, hasta las críticas se hagan usando sus herramientas.
sábado, 1 de febrero de 2020
MAL DE PIEDRAS, DE MILENA AGUS
Ah, el amor, el amor, ese don que parece que se le otorga a quien no lo busca. Abuela lo buscaba, se entregaba en alma a sus pretendientes, que huían despavoridos. El amor tampoco le llegó con el matrimonio, pese a ser él un buen hombre; quizá le llegaría allí donde no lo buscaba, quizá.
La historia está narrada en tercera persona por la nieta, quien reconstruye la historia de su abuela paterna con material variado: las narraciones de la propia abuela y de otros miembros de la familia y otras fuentes escritas. Es toda una tarea de investigación, hecha desde la empatía. Abuela es la principal fuente, pero lógicamente oculta lo que le resultó más doloroso; el punto de vista de la nieta, desde luego, es diferente al de otros miembros de la familia. Acierta la autora con la voz narradora: una nieta que quiere a su abuela y que está al lado de ella contra los prejuicios patriarcales de la época.
La prosa de Milena Agnus es de una ternura que nunca llega a la cursilería, de una aparente sencillez, que, sin embargo, va acumulando finas capas de realidad, mostrando que la Realidad no se deja atrapar en fórmulas comunes , y que es más rica y polifónica de lo que quieren los guardianes de lo correcto y de lo normativo.
domingo, 19 de enero de 2020
INSOLACIÓN, DE EMILIA PARDO BAZÁN

domingo, 12 de enero de 2020
COMETIERRA, DE DOLORES REYES

El lugar podría ser cualquiera de los barrios de la periferia bonaerense. Allí se amontonan hacinados, expuestos a la violencia muchachos y muchachas sin futuro; la muerte es ese acontecimientos con el que pueden encontrarse en cualquier esquina, porque la vida no vale muy poco y la locura acecha a todos sus habitantes.
Dolores Reyes cuenta todo este espanto sin recurrir a la truculencia; hay en su estilo una sencilla belleza lírica que no oculta el infierno sino que dignifica a sus víctimas.
En definitiva, una primera novela llena de sensibilidad que reivindica a los olvidados y acusa a un estado que hace tiempo que condenó a muerte a esos ciudadanos de tercera que son las mujeres de las barriadas pobres.