
El lugar podría ser cualquiera de los barrios de la periferia bonaerense. Allí se amontonan hacinados, expuestos a la violencia muchachos y muchachas sin futuro; la muerte es ese acontecimientos con el que pueden encontrarse en cualquier esquina, porque la vida no vale muy poco y la locura acecha a todos sus habitantes.
Dolores Reyes cuenta todo este espanto sin recurrir a la truculencia; hay en su estilo una sencilla belleza lírica que no oculta el infierno sino que dignifica a sus víctimas.
En definitiva, una primera novela llena de sensibilidad que reivindica a los olvidados y acusa a un estado que hace tiempo que condenó a muerte a esos ciudadanos de tercera que son las mujeres de las barriadas pobres.
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