Sala central del Museo del Prado. Noviembre de 1936. Las bombas caen sobre Madrid y el resplandor de una luna pálida y cadavérica ilumina el cuadro de Tiziano, de nombre Venus y Adonis. Sus cuerpos se desvanecen en el cuadro y toma vida humana a los pies del marco
Venus.(Despierta aturdida y habla como quien continúa una súplica suspendida en el tiempo en la pintura)_ Escúchame, amado mío. Por los Dioses, ¡no debes acudir a esa cacería! ¿Adonis? ¿Dónde te encuentras? ¿Dónde nos hallamos?
Adonis. _!Oh, Venus, querida! Me siento desconcertado ¿Qué es este lugar? ¿Es esto obra de Marte?
Venus.(Con espanto) _¿Escuchas ese estruendo? Abrázame, Adonis.
Adonis._No te alejes de mí.
Venus._Nunca había estado en este templo, esta completamente vacío. Esta tan desolado que hiela mis lágrimas...
Adonis.(Cae una bomba en algún lugar del Museo)_ ¡La ira de Marte nos ha descubierto! ¡Está lanzando flechas cubiertas de furiosas llamas! ¡Por Zeus! ¡Intenta acabar con nosotros!
Venus._¡No hay Dios que pueda parar el horror de este ataque! Debemos combatir permaneciendo unidos.
Adonis._!Nuestra sed de amor ahogará su ira, mi Venus!
Venus.(Vuelve a caer una bomba, esta vez a pocos metros de los personajes)_¿Adonis? ¿Dónde estás, amor mío? No logro distinguir nada.
Adonis:¿Venus, mi Venus? ¿Me escuchas?
Venus._¡POR LOS DIOSES! (Grita desesperada) ¡TE HAN HERIDO, ADONIS! ¡Roja sangre brota de tu cuerpo!
Adonis._Me ha alcanzado con sus flechas, siento como una dentellada animal en mi costado. Pero tranquila, querida, me siento completamente sereno...
Venus._¿Qué hemos hecho? ¿Por qué no podemos, simplemente, ser felices?
Adonis._Escúchame, Venus. (Con un hilo de voz) Debes saber que es posible perder aun teniendo razón. Los Dioses no conciben la justicia desde una perspectiva mortal. Pero recuerda, algún día... los fugaces despertarán y... se lib...er...
Venus._¿Adonis? ¿!Adonis, mi Adonis!?
Adonis._Huye, querída... (Cierra los ojos)
Venus. ¡No, Adonis! !Despierta, amado mío! !Escúchame, por favor! ¿Adonis? (Llora, lentamente se tumba junto al cuerpo de su amado y permanece desfallecida mientras las bombas siguen cayendo.)
(Llega el "Fusilado del 3 de Mayo", recoge a Venus del suelo y la deja descansar sobre la cama de "Danae", que se encuentra vacía porque esta también ha huido)
La ilusión más temible de la escritura es la que consiste en hacerte creer que puede abolir el espacio, y también el tiempo, volver a hacer presente lo que no está, o alcanzable lo que se ha perdido para siempre. Creo que cedí a esa tentación.TEODOR CERIC "Jardines en tiempos de guerra". Crear un blog literario es algo más humilde, pero tiene las mismas pretensiones imposibles.
viernes, 30 de marzo de 2018
miércoles, 21 de marzo de 2018
La destrucción de la belleza, DE J.M.
Noche en el Museo del Prado. La escena está dominada por las sombras y los sonidos de balas cercanas y aviones que se acercan arrojando su carga mortífera. Entre las sombras del Museo, despiertan a la vida humana, Venus y Adonis, que abandonan su bosque asombrados del acontecimiento
Venus. _¡Amado Adonis ! Por fin tu belleza estática despierta ante mis ojos.
Adonis-_¡Si hermosa Venus ! ¡Tanto tiempo mirando fijamente nuestros cuerpos sin podernos abrazar!
Venus._Llegado este momento real no puedo explicar lo que siento.
Adonis-_ La verdad es que lo que surgió entre nosotros debería ser eterno. Debemos darnos prisa; las bombas se acercan. ( Afuera las bombas no cesan ).
Venus-_Me daría igual que ardiera el mundo con tal de estar siempre a tu lado y terminar juntos . ( Los dos abrazados sin importarles lo que estaba ocurriendo).
Adonis-_Debemos buscar la manera de escapar del infierno que se nos avecina.
Venus._(El museo es alcanzado por una bomba caída en la calle del Prado y en algún punto se inicia un incendio). Hay que salvar el cuadro como sea.
Adonis._ ( El cuadro de Tiziano está envuelto en humo, quizá lo alcance el fuego.) Es triste este daño causado por seres insensibles a arte. ¡Nuestro bosque envuelto en humo!
Venus._Debemos protegernos con la belleza del arte y escondernos en alguna otra representación para poder sobrevivir; pero, ¿ en cuál ?
Adonis: (Muchos cuadros del museo están siendo transportados a un carruaje) . Si, esa sería nuestra salvación; sí, quizá en el más cercano en el museo, Dánae.
Venus._Siento miedo. (Cada vez se escucha mas cerca el estruendoso ruido de los bombardeos).
Adonis._No sientas temor amada, pronto estaremos a salvo.
Venus:¿Qué hacemos, amado ? Ya que nuestro cuadro no puede ser rescatado deberemos buscar otra salida.
Adonis._ Si es una gran desgracia que la ira de Marte caiga sobre tanta belleza.
Venus._ No solo sobre la cultura presiento que también caerá sobre nosotros.
Venus: ¡Date prisa! (Los techos del museo se están derrumbando).
Adonis: En el cuadro de Dánae podemos refugiarnos y buscar la libertad.
Venus: Pidamos a Dánae que nos deje compartir su lecho: tal vez con ella podamos escapar de esta terrible situación.
Adonis: Sí, no es mala idea ella también sueña con una ansiada libertad.
Venus:¡Corre entremos en el cuadro! ( Dánae no opondrá resistencia).
Adonis: Adelántate, Venus, vete junto a Dánae y espérame . Acudiré enseguida a tu lado. Debo salvar nuestro cuadro. ( El cuadro de Dánae es transportado por unos miliacianos a un carruaje que espera carruaje aparcada en el exterior del edifico.)
Venus._ Salvar nuestro cuadro es una premonición de la destrucción de nuestro idílio amoroso. (Sus manos sujetaban los brazos de Adonis).
Adonis._ Si eso ocurre no olvides la pasión tan hermosa que hemos vivido, que retratada en el cuadro podrán contemplar todos aquellos que aman el arte. (Dando un beso a su amada se soltó de sus manos y la miró como si nunca volviera a ver tanta belleza ).
( Venus llorando junto a Dánae tuvo un sentimiento desgarrador ya que sabia que sería la última vez que vería a su amado. En el mismo instante en que los milicianos salieron con el cuadro de Dánae
todo se derrumbó museo, belleza, amor y arte)
Venus. _¡Amado Adonis ! Por fin tu belleza estática despierta ante mis ojos.
Adonis-_¡Si hermosa Venus ! ¡Tanto tiempo mirando fijamente nuestros cuerpos sin podernos abrazar!
Venus._Llegado este momento real no puedo explicar lo que siento.
Adonis-_ La verdad es que lo que surgió entre nosotros debería ser eterno. Debemos darnos prisa; las bombas se acercan. ( Afuera las bombas no cesan ).
Venus-_Me daría igual que ardiera el mundo con tal de estar siempre a tu lado y terminar juntos . ( Los dos abrazados sin importarles lo que estaba ocurriendo).
Adonis-_Debemos buscar la manera de escapar del infierno que se nos avecina.
Venus._(El museo es alcanzado por una bomba caída en la calle del Prado y en algún punto se inicia un incendio). Hay que salvar el cuadro como sea.
Adonis._ ( El cuadro de Tiziano está envuelto en humo, quizá lo alcance el fuego.) Es triste este daño causado por seres insensibles a arte. ¡Nuestro bosque envuelto en humo!
Venus._Debemos protegernos con la belleza del arte y escondernos en alguna otra representación para poder sobrevivir; pero, ¿ en cuál ?
Adonis: (Muchos cuadros del museo están siendo transportados a un carruaje) . Si, esa sería nuestra salvación; sí, quizá en el más cercano en el museo, Dánae.
Venus._Siento miedo. (Cada vez se escucha mas cerca el estruendoso ruido de los bombardeos).
Adonis._No sientas temor amada, pronto estaremos a salvo.
Venus:¿Qué hacemos, amado ? Ya que nuestro cuadro no puede ser rescatado deberemos buscar otra salida.
Adonis._ Si es una gran desgracia que la ira de Marte caiga sobre tanta belleza.
Venus._ No solo sobre la cultura presiento que también caerá sobre nosotros.
Venus: ¡Date prisa! (Los techos del museo se están derrumbando).
Adonis: En el cuadro de Dánae podemos refugiarnos y buscar la libertad.
Venus: Pidamos a Dánae que nos deje compartir su lecho: tal vez con ella podamos escapar de esta terrible situación.
Adonis: Sí, no es mala idea ella también sueña con una ansiada libertad.
Venus:¡Corre entremos en el cuadro! ( Dánae no opondrá resistencia).
Adonis: Adelántate, Venus, vete junto a Dánae y espérame . Acudiré enseguida a tu lado. Debo salvar nuestro cuadro. ( El cuadro de Dánae es transportado por unos miliacianos a un carruaje que espera carruaje aparcada en el exterior del edifico.)
Venus._ Salvar nuestro cuadro es una premonición de la destrucción de nuestro idílio amoroso. (Sus manos sujetaban los brazos de Adonis).
Adonis._ Si eso ocurre no olvides la pasión tan hermosa que hemos vivido, que retratada en el cuadro podrán contemplar todos aquellos que aman el arte. (Dando un beso a su amada se soltó de sus manos y la miró como si nunca volviera a ver tanta belleza ).
( Venus llorando junto a Dánae tuvo un sentimiento desgarrador ya que sabia que sería la última vez que vería a su amado. En el mismo instante en que los milicianos salieron con el cuadro de Dánae
todo se derrumbó museo, belleza, amor y arte)
martes, 20 de marzo de 2018
Adonis y Venus en un amanecer en El Prado, de I.P.
Venus._ (Venus sale del cuadro y mira los exteriores del mundo real en el que se halla; la sala del museo está en penumbra con las luces apagadas.)¿Qué está pasando? ¿En qué lugar me hallo?
Adonis._(Adonis sale del cuadro tras Venus y contempla la sala al igual que ésta, asombrado por lo que le rodea) _¿Venus, eres tú? No puedo creer lo que mis ojos contemplan.
Venus. (La Diosa corre a los brazos de su amado y siente el calor que tanto añoraba) -Amor mío, por fin nos reunimos. No puedo creer que realmente esté sintiendo el calor de tu piel; echaba de menos el ardor de nuestros cuerpos al arroparse mutuamente.¡ Oh Adonis! ¡Cuánto te extrañaba!
Adonis:-Tras tantos siglos congelados en aquella pintura puedo ahora abrazarte, mi bella dama. No sabes lo mucho que deseaba poder moverme y mostrarte mi amor. No pienso volver a soltarte jamás; no después de tantos siglos paralizados sin poder estar a tu lado. (Adonis abraza a Venus con más fervor, casi parece que sus cuerpos se fusionan en uno.)
Venus. (Se escuchan bombas de fondo y tiroteos)-Amor mío, creo que algo no anda bien; oigo ruidos de guerra en el exterior y puedo sentir los temblores de las explosiones.
No quiero volver a tener que separarme de ti, mi amado; antes prefiero morir.
No quiero volver a tener que separarme de ti, mi amado; antes prefiero morir.
Adonis. (Adonis protege a Venus entre sus brazos intentando calmar su miedo)
-Tranquila querida, aquí parece que estaremos a salvo. No me separaré de ti, ni siquiera en los confines del Hades. Yo te protegeré con mi vida y si tenemos que morir, que sea juntos
-Tranquila querida, aquí parece que estaremos a salvo. No me separaré de ti, ni siquiera en los confines del Hades. Yo te protegeré con mi vida y si tenemos que morir, que sea juntos
(Venus se separa de los brazos de Adonis y se acerca a sus labios)
-Te amo Adonis, más de lo que ninguna mujer mortal o inmortal ha amado jamás a un hombre sobre la faz de la tierra.
-Te amo Adonis, más de lo que ninguna mujer mortal o inmortal ha amado jamás a un hombre sobre la faz de la tierra.
Adonis.(Adonis besa a Venus) -Yo también te amo.
Venus (Venus vuelve a mirar a su alrededor y se da cuenta de que no son los únicos presentes)-Parece que más gente ha salido de las pinturas. ¿Qué tipo de hechizo es este?
Adonis-No lo sé, pero me alegro de que los dioses nos hayan dado la oportunidad de estar juntos de nuevo.
Adonis. (Venus mira hacia el suelo de la sala con mirada melancólica. Adonis alza la barbilla de Venus para que esta lo mire directamente a los ojos) _No importa el tiempo que nos quede, debemos aprovechar cada segundo y vivirlo como si fuera el último.
Venus-Tienes razón ¿Qué te parece si recorremos las salas de esta extraña morada?
Adonis:-(Adonis mira a Venus con ternura empiezan a caminar).Cualquier cosa está bien con tal de estar a tu lado.
(Los dos juntos recorren el museo observando a los diferentes personajes de los cuadros, que al igual que ellos han sido liberados de sus cárceles de oleo.)
Adonis:(Los dos se sitúan frente a una ventada y miran el amanecer) -Parece que está amaneciendo.
Venus - ¡Qué hermoso paisaje! ¡Qué pena que esté siendo destruido por esta guerra!
Venus - ¡Qué hermoso paisaje! ¡Qué pena que esté siendo destruido por esta guerra!
Venus:(Venus se da cuenta de que del cuerpo de Adonis con brilla un destello sobrenatural en el que comienza a desaparecer)-¡Oh, no! ¡Adonis ! tu cuerpo se está desvaneciendo; no no, no ahora, necesito más tiempo a tu lado. Es demasiado pronto para perderte de nuevo.
Adonis: (Adonis limpia las lágrimas que Venus derrama desconsoladamente) -No pasa nada amada mía, nos desvanecemos juntos. Parece que esta dulce fantasía toca a su fin.
Venus: -No , no te puedo perder no. Os lo ruego dioses del Olimpo.
Adonis. _Ellos ya nos dieron más tiempo; ahora es nuestra hora. Este ha sido el mejor momento de mi vida aunque haya sido corto, he podido disfrutar de ti una vez más.
Venus: (Venus vuelve a abrazar con fuerza a Adonis, como si no quisiera soltarlo.)-Yo también me alegro de haber podido sentir tu corazón latir al compás del mio cómo antaño.
Adonis. _Te amo, Venus.
Venus.-Te amo, Adonis.
Y apenas se apagaba el eco de sus palabras cuando un pincel invisible volvió a acabar de pintar sus cuerpos en el lienzo.
domingo, 18 de marzo de 2018
EL LLANTO DE VENUS, DE G.U.
Sala central del Museo del Prado. A lo lejos suenan ráfagas de metralleta y explosiones de bombas arrojadas a unos kilómetros. De un pasado bombardeo ha quedado un boquete en el techo de la nave central por donde entra a raudales la luz de la luna y crea un ambiente lunar en la sala. Del cuadro de Tiziano, salen desconcertados, VENUS y ADONIS.
Venus. ( Moviendo sus brazos, girándose hacia Adonis llena de sorpresa)_ ¿Adonis? ¿Adonis? ¿Somos capaces de movernos? ¿Puede ser esto verdad? ¿Algún dios se ha apiadado de nosotros?
Adonis._ ( Sonríe ampliamente y abraza a Venus mientras mira a su alrededor asombrado) Eso parece.
Venus._ Entonces, eso significa que ahora puedo despedirme de ti de la manera que tantos años estuve esperando.
Adonis._ Y yo puedo admirar tu belleza de una perspectiva diferente a la de estos años.
Venus._ El no haberte acariciado durante siglos hace que ahora lo sienta como una experiencia totalmente nueva.
Adonis._El besarte después de muchos años hace arder mi corazón.
Venus._Aguarda un momento. ¿Escuchas eso? Algo está ocurriendo fuera.
Adonis._Tienes razón; alguna nueva guerra provocada por los titanes o los gigantes...déjame que salga de este lugar para saberlo. Si han sido ellos los que nos han sacado de nuevo al tiempo, me temo lo peor.
Venus._No, deja que salga yo, no quiero que ésta vuelva a ser la última vez que oiga latir tu corazón.
Adonis: De acuerdo.
(Venus se precipita al final de la nave donde esta la puerta de la escalinata central; se la ve deslizarse rápidamente entre la sombras y volver)
Adonis._ ¿Qué ocurre?
Venus._Están arrojando piedras con fuego dentro; se están acercando. Deberíamos buscar refugio antes de que nos alcancen.
Adonis._Tenemos que irnos de aquí lo antes posible.
Venus._Sabía que esto no duraría mucho...
Adonis._¿A quién se le ocurre empezar una guerra ahora?
Venus._A nuestro querido dios enemigo Marte, pensaba que estaba claro.
Adonis._Solo al dios de la guerra se le podría ocurrir algo así.
Venus._Dejemos de pensar en ese l dios cruel y busquemos un refugio antes de que esas bombas nos atrapen.
Adonis._Marte acabará llegando a nosotros de alguna manera, lo mejor va a ser disfrutar de este último momento como nunca antes lo hicimos.
Venus._No nos queda mucho tiempo, se están acercando. No quiero volver a perderte.
Adonis la envuelve en un abrazo
Venus._ ¡Adonis, no!
Adonis._Despidámonos mientras seamos capaces; es el final.
Venus._No quiero que este sea mi último adiós, te envolveré entre mis brazos hasta que yo también sucumba al fuego.
Se oye un estruendo de una bomba tras el cual se hace por un momento una total oscuridad en el museo. Cuando la luna vuelve a alumbrar la escena, Adonis yace en el suelo y Venus lo llora.
Venus. ( Moviendo sus brazos, girándose hacia Adonis llena de sorpresa)_ ¿Adonis? ¿Adonis? ¿Somos capaces de movernos? ¿Puede ser esto verdad? ¿Algún dios se ha apiadado de nosotros?
Adonis._ ( Sonríe ampliamente y abraza a Venus mientras mira a su alrededor asombrado) Eso parece.
Venus._ Entonces, eso significa que ahora puedo despedirme de ti de la manera que tantos años estuve esperando.
Adonis._ Y yo puedo admirar tu belleza de una perspectiva diferente a la de estos años.
Venus._ El no haberte acariciado durante siglos hace que ahora lo sienta como una experiencia totalmente nueva.
Adonis._El besarte después de muchos años hace arder mi corazón.
Venus._Aguarda un momento. ¿Escuchas eso? Algo está ocurriendo fuera.
Adonis._Tienes razón; alguna nueva guerra provocada por los titanes o los gigantes...déjame que salga de este lugar para saberlo. Si han sido ellos los que nos han sacado de nuevo al tiempo, me temo lo peor.
Venus._No, deja que salga yo, no quiero que ésta vuelva a ser la última vez que oiga latir tu corazón.
Adonis: De acuerdo.
(Venus se precipita al final de la nave donde esta la puerta de la escalinata central; se la ve deslizarse rápidamente entre la sombras y volver)
Adonis._ ¿Qué ocurre?
Venus._Están arrojando piedras con fuego dentro; se están acercando. Deberíamos buscar refugio antes de que nos alcancen.
Adonis._Tenemos que irnos de aquí lo antes posible.
Venus._Sabía que esto no duraría mucho...
Adonis._¿A quién se le ocurre empezar una guerra ahora?
Venus._A nuestro querido dios enemigo Marte, pensaba que estaba claro.
Adonis._Solo al dios de la guerra se le podría ocurrir algo así.
Venus._Dejemos de pensar en ese l dios cruel y busquemos un refugio antes de que esas bombas nos atrapen.
Adonis._Marte acabará llegando a nosotros de alguna manera, lo mejor va a ser disfrutar de este último momento como nunca antes lo hicimos.
Venus._No nos queda mucho tiempo, se están acercando. No quiero volver a perderte.
Adonis la envuelve en un abrazo
Venus._ ¡Adonis, no!
Adonis._Despidámonos mientras seamos capaces; es el final.
Venus._No quiero que este sea mi último adiós, te envolveré entre mis brazos hasta que yo también sucumba al fuego.
Se oye un estruendo de una bomba tras el cual se hace por un momento una total oscuridad en el museo. Cuando la luna vuelve a alumbrar la escena, Adonis yace en el suelo y Venus lo llora.
viernes, 16 de marzo de 2018
VENUS Y ADONIS EN EL PRADO, DE M.C.
(Cae sobre el salón un rayo de luna por un desprendimiento del techo que han provocado las bombas arrojadas cerca. Los bombardeos han cesado por un momento y se ha hecho un silencio tenebroso dentro del Museo del Prado. De pie, expulsados del cuadro están iluminados por ese rayo de luna,VENUS y ADONIS)
Venus (Mirando con asombro a Adonis y tocándole los hombros como si quisiera asegurarse de su existencia_¡Oh, querido Adonis, de quien estuve profundamente enamorada! es para mí el mayor de los placeres poder verte y tocarte ahora mismo, fuera del cuadro en el que estuvimos congelados durante tantos siglos. Ahora que estás vivo, tu belleza resalta más que la luz brillante de esta luna en la noche; pero no quiero deleitarme demasiado no vaya a ser todo el embrujo de una diosa celosa te haga desaparecer . ¡Abrázame, Adonis, celebremos nuestro reencuentro!
Adonis (inclinándose sobre Venus)._ Venus, sigues siendo tan perspicaz como entonces; me alegro muchísimo de poder tenerte aquí y acariciar de nuevo tu cuerpo; el destino ha creado este encuentro tan maravilloso para que reconozca el tacto de tu piel.
Venus: ( Venus lo rodea con sus brazos y él responde al gesto) ¡Sabía que este momento llegaría! ¡Ahora nada se interpondrá entre nosotros!
Adonis. _Hermosa diosa, con tu dulce voz me deleito y tu sonrisa dulcemente observo; te podría decir más verdades, pero ¿ no acabas de escuchar un gran estruendo cerca de donde estamos? Debemos ponernos a salvo cuanto antes; me da la sensación de que algo malo está ocurriendo fuera de este museo.
Venus. (Venus se desprende del abrazo de Adonis y mira hacia el techo del Museo y a su alrededor) _¡Grandes problemas se acercan! ¡Salgamos rápido de aquí! Por favor, no te separes de mí y haz lo que te diga ¡Esto podría ser cosa del dios Marte!
Adonis. _ ¿Marte? ¿Él no fue el culpable de mi muerte ? ¡Ser tan despiadado le hace indigno de estar honrado en un cuadro! ¡Que tiemble cuando se encuentre conmigo! No le perdonaré que me haya separado de ti durante un tiempo tan largo.
Venus. _Evita esos pensamientos; solo te traerán más desgracias. Tienes toda la razón, y es por eso que yo misma me encargaré de todo. Aprovecha ahora que estás aquí, de momento nuestra prioridad es encontrar un lugar seguro.
Adonis._Es muy fácil decirlo, pero yo no lo veo así, tampoco puedo dejar que te encargues tú de todo. Mira por la ventana, parece que están cayendo bombas por todos los lados, que poder tan destructivo, será mejor que nos quedemos aquí pues las calles están siendo arrasadas.
Venus._¡Que crueldad!, Adonis. Tenemos que llegar a esa habitación apartada que está ahí al fondo, con suerte quedará intacta.
Adonis._ Quien diría que tendríamos que pasar por esto el día de nuestro deseado encuentro...¡Otro estruendo ¡Mira hacia atrás! ¡La sala donde cobramos vida acaba de ser pulverizada! Cada vez están más cerca y el polvo me niebla la vista! ¡Venus! ¡¿dónde estás?!
Venus._¡Estoy aquí ! Más adelante Adonis, ¡Cuidado! No te tropieces con los escombros. ¡Ven! Estira la mano y con suerte, a pesar de esta niebla, te agarraré y te indicaré el camino hacia la sala.
Adonis._¡Aquí estás, ¡No te separes de mí! Tengo miedo; he sentido el estruendo en mi cabeza e incluso en mi piel. Si hubiéramos estado un poquito más cerca... ¡ nos hubiera matado! Esta situación no puede ser peor, y todo esto es por culpa de Marte... se ha vuelto más poderoso. ¿Él está haciendo todo esto?
Venus._ Con certeza no lo sabemos, pero como esto siga así, no llegaremos ni a saberlo. Adonis, yo también estoy asustada, fíjate en mi pierna, con el estallido un enorme trozo de cristal se ha clavado en mi rodilla y ahora no puedo sostenerme bien. Adonis, sigue tú y déjame aquí; sólo seré una carga si me tienes que llevar contigo ¡ Qué dolor!
Adonis: ¡Ni en sueños te dejo aquí! Espera que te quito el cristal…
Venus: ¡No! No hay tiempo!
Adonis._ Pues te llevaré en mis brazos hasta donde sea. Ahora que te llevo en mis brazos no puedo andar muy rápido, pero lo prefiero a tener que dejarte ahí. Venus ... por si algo llega a pasarnos, quiero que sepas que te quiero, y que fui un estúpido al ignorar todos tus consejos y advertencias, lamento haberte hecho sufrir tanto…
Venus_No hace falta que te disculpes, ya lo harás cuando salgamos con vida, porque de momento la situación está fuera de mi control y no puedo pensar razonablemente a causa del miedo. Como esto siga así ni en esa pequeña habitación a la que nos dirigimos saldremos ilesos. Adonis, no quiero perderte otra vez, fuiste mi alegría y mi tristeza,pero en este nuevo mundo no podría soportarlo de nuevo.
Adonis. _Espera, ¿ y si nos metemos en otro cuadro? Lo podemos lograr, a unos 10 pasos está el cuadro Las Meninas. Entramos y esperamos a que todo se calme y entonces volvemos a salir. Podemos hacerlo.
Venus._Buena idea pero creo que tengo otra mejor.
Adonis._No hay tiempo, voy a tener que dejarte aquí, el cuadro está demasiado alto para que podamos meternos, pero no te preocupes al fondo hay unas escaleras y con ellas podré alcanzarlo, será cuestión de segundos.
Venus_¡ Espera, no te separes de mi! ¡ Adonis, no!
(Una bomba cercana hizo que se desplomara parte del techo sobre el cuerpo de Adonis.)
Venus. ( Quita la viga que ha caído sobre Adonis en un intento de salvarlo) _¡Adonis! ¡Adonis!
No puede ser, ¡ Como es posible que todo haya terminado igual ! Adiós, adiós para siempre! ¡ Adonis! ¡Adonis! ¡Oh padre Urano, ayúdame!
Velázquez que había seguido la escena desde las Meninas, se asoma y alarga una mano a Venus.
Venus la acepta y se refugia en el bastidor del cuadro que Velázquez oculta a los espectadores.
El poeta Alberti entra en la sala seguidos de numerosos milicianos.
domingo, 4 de marzo de 2018
UN SIMPLE RECUERDO, CUENTO GOTÍCOMICO DE JOSU O.
Abrió los ojos con un pestañeo intermitente, un pestañeo perdido, no sabía dónde se encontraba, tenía un dolor de cabeza constante, no recordaba lo ocurrido. Todo esfuerzo era en vano. No se acordaba ni de su nombre. ¿Quién era? ¿Dónde se encontraba? Miró alrededor en busca de un interruptor ya que el cuarto estaba oscuro. Se levantó a ciegas y, tras golpearse con varios muebles, encontró el interruptor, pero no obtuvo respuesta. Por casualidad encontró una linterna y al encenderla observó que se encontraba en la sala de una casa ajena.
Antes de nada, se echó las manos al bolsillo y vio que solo tenía la cartera; el móvil lo había perdido. Fue directo al carnet de DNI y vio que se llamaba Aitor, Aitor Suárez. Después, empezó a mirar por los alrededores, buscando objetos para poder ir recordando cosas. Abrió cajones, armarios… Pero sin salir de la sala, puesto que había un pasillo oscuro con una luz brillante que provenía de otro cuarto.
Seguía buscando información valiosa, pero solo encontraba mapas y revistas de sitios a los que visitar. ¡ESO NO SERVÍA PARA NADA! Tras seguir rebuscando dio con una foto, salia él con una mujer. La foto era en blanco y negro, estaban en una campa y era un dia soleado, puesto que la foto era clara y no oscura. La mujer tendría unos 30 años y el 5 años. La mujer le agarraba el hombro; una sonrisa de oreja a oreja indicaba que era uno de los mejores días y por ello se sacaron una foto.
Tras media hora de búsqueda, no logró encontrar nada, se planteó atravesar el pasillo entero hasta la luz misteriosa al final del pasillo que provenía de un cuarto inexplorado. Cogió la linterna y se puso enfrente del pasillo. Concentrado, no pensaba en nada malo, no quería pasar miedo, solo quería llegar a su destino; pero a medida que iba avanzando las cosas iban a peor: a los laterales había rasguños en las paredes, había manchas oscuras, parecía barro y, en algunos casos, trozos de comida pegados en la pared. ¡MENUDA CASA DE LOCOS!
También había cuadros colgados, y muchos de ellos estaban torcidos, incluso algunos rotos, en el suelo. Tras observar ese desastre de casa, enfocó con la linterna al fondo y en el reflejo de un espejo vio como una persona con la cara blanca estaba detrás de él; no se lo podía creer: sus latidos iban a mil por hora, la respiración no podía ser más agitada, le temblaban las manos y al mover la linterna arriba y abajo, en el reflejo del espejo parecía que el hombre se movía detrás de él en modo burlón. Tras calmarse y no obtener respuesta del individuo, tras llenarse de coraje y valentía, se dio media vuelta y le dio un puñetazo. El l hombre cayó al suelo haciéndose en 1000 pedazos de mármol. Solo era una escultura de la antigua Grecia.
Después de ese altercado, decidió avanzar, no tan asustado y con más confianza y con un paso ligero.
Llegó a su destino: estaba en la puerta del cuarto y vio que el cuarto estaba destrozado, como si una manada de ñus lo atravesara todos los días. En este cuarto, la luz tampoco iba pero había luz, no misteriosa, porque provenía de un ordenador que permitía ver todo el cuarto. Con dificultad vio la ventana que estaba detrás del ordenador, ya que le hacía contraluz. Levantó la persiana y vio que era un dia lluvioso, de mucho viento. contenedores por el suelo, árboles caídos... Estaba en un pueblo y le era familiar ese sitio. Como si hubiera soñado con aquel lugar.
Poniendo la atención en el ordenador vio que había un correo esperando a que lo abriese. Puso la mano sobre el ratón y cliqueó aquel mensaje. Inmediatamente se abrio una pestaña que ocupaba toda la pantalla. El color dominante que pudo observar al momento era el verde, excepto una línea que atravesaba todo el ancho de la pantalla que era roja. Siguió la línea roja y al final de ella ponía un nombre: AITOR SUAREZ. ¡En ese instante recordó todo!
Estaba solo porque sus padres se fueron de vacaciones un fin de semana entero. Por eso tantos folletos de sitios turísticos. No habia luz, por culpa del temporal que había fuera: un rayo tiró la torre de luz y todo el vecindario se quedó sin luz, un apagón.
Recordó que ayer, sábado, salió de fiesta y volvió junto a los primeros rayos de luz. Borracho llegó a casa y decidió empezar a hacer lo que le quedaba por terminar de literatura. Pero por el cansancio se levantó y tambaleándose fue hasta la sala donde se despertá hace 1h.
Tras ese recuerdo, se dio cuenta de que eran las 00:01 de la madrugada del dia lunes. El plazo de entrega había terminado. Había suspendido literatura.
EL PENCO, CUENTO GOTICÓMICO DE Aitor S.
Corre una gélida y oscura noche de invierno en el noble valle de Aiala. Nos encontramos en Amurrio pueblo en el cual reside nuestro protagonista, Josu Ochoa. Un joven alto y esbelto, de tez morena tanto que casi se confunde en la oscuridad de la noche. Viste con un abrigo color azabache, y unos pantalones rotos por los cuales se cuela el viento de invierno. Sus manos están cubiertas por unos guantes negros y una bufanda le rodea al cuello que no dejan pasar el frío.
Ochoa camina solo por las estrechas y solitarias calles rumbo a su casa. Vive a las afueras del pueblo por lo cual hay una gran distancia entre su casa y la lonja de donde viene después de pasar un agradable rato con sus amigos a consta del cannabis. Recorre un laberinto de calles escoltadas por árboles a sus lados, acompañados siempre de farolas que se alzan imperiales. Tiene la sensación de que se encienden a su paso.
Al cabo de unos minutos de salir de la lonja Ochoa empieza a sentirse incómodo y a sentir que algo raro pasa. Fija su vista en una figura borrosa y de difícil percepción que se encuentra quieta a unos metros él como si de una estatua se tratara. Al de unos segundo siente como que la figura se escabulle. Rápidamente Ochoa se percata de que debía de haber sido una sombra de un árbol, o eso quiere pensar él. De repente todas las farolas se apagan al unísono y se queda totalmente a oscuras en la inmensidad de la noche.
Ochoa no le da demasiada importancia, saca la linterna del móvil y sigue su camino a casa ya más cerca de llegar. Pero al poco siente que alguien le toca por detrás y empieza a correr, y lo hace hasta llegar a la puerta de su casa. Ochoa con el corazón a mil busca las llaves de su casa y para su horror se da cuenta de que en en la carrera se le han caído del bolsillo. Su madre trabaja de noche asique no hay nadie en casa y Ochoa no tiene forma de entrar. Asi pues vuelve sobre sus pasos exhausto por la carrera y con todo el cuerpo tembloroso. Su mente no para de darle vueltas a qué puede haber sido esa figura que ha visto, por qué ese apagón de todas las farolas y por último que está seguro de que algo le ha tocado la espalda. Le horroriza la idea de pensar que ese algo o alguien pudiera seguir rondando a su alrededor. Estos pensamientos se interrumpen cuando ve algo brillante que alumbra la luz de su linterna. Ha encontrado las llaves. Las recoge y vuelve a casa de nuevo. Esta vez un poco más tranquilo porque hace tiempo ya que no pasa nada raro.
Cuando Ochoa está a punto de llegar a casa vuelve a ver la figura aterradora que había visto anteriormente. Esta vez la puede ver mucho mejor es una mujer alta y robusta con el pelo largo y un color castaño oscuro. La mujer vestía con una bata blanca entera que le llega hasta las rodillas. Ochoa vuelve a correr asustado mete las llaves en la cerradura y entra en casa.
Su casa no es excesivamente grande, lo necesario para que viva con su madre y su hermana mayor que se encuentra de Erasmus en Suecia. Tiene un estilo más bien antiguo y no es muy lujosa ya que su madre es cabeza de familia y tiene que ocuparse de sus dos hijos.
Ochoa entra en su casa pone su alarma introduciendo su clave de máxima seguridad, “FKS” y se mete en su cuarto. Asustado se cambia de ropa apaga la luz y se mete en la cama deseando que ese terrible dia pasara de una vez. Pero la pesadilla no había terminado, de repente ve una luz blanca que ilumina tímidamente la habitación. Es el ordenador que se ha encendido por arte de magia. Ochoa mira y ve que empiezan a aparecer trabajos y trabajos de literatura; “Edgar Allan Poe”, “Jane Austin” etc… En ese momento Ochoa se da cuenta que la persona que le perseguía era Ramoni, su profesora de literatura universal, para que hiciera los trabajos.. Horrorizado y muerto del miedo y sin poder quitarse de la cabeza lo que acababa de ver por fin consigue dormirse.
Al día siguiente Ochoa despierta y se da cuenta de que nada de lo vivido es cierto, y que ha tenido una alucinación a causa del cannabis y se había desmayado. Lo único cierto que había de todo era que iba a pencar Literatura.
Existencia mortal, de G.U.
Detrás de esa vieja puerta debía de haber algo. Eris lo sabía y no intentó ni recapacitar después de pasar por aquella verde y vieja puerta. Realmente debía de tener años, ya que el poco color verde que conservaba aún se estaba cayendo a trozos, y un color grisáceo se estaba extendiendo por ella. No tuvo que andar mucho por ese mudo bosque para encontrarse con una señal, la cual o estaba sin letras o iconos , o la neblina hacía imposible de leerlos. La pelinegra siguió caminando con la única preocupación del posible encontronazo con una cobra. La muchacha sería muy valiente, pero cuando un reptil aparecía, su cordura desaparecía. Se estaba haciendo tarde y si ya tenía una visión reducida a causa de la neblina, la desaparición de los rayos de luz no la estaban ayudando en nada.La idea de darse la vuelta para volver a su vergel no le pareció una mala idea, y como si el destino no lo permitiera, un destello de luz se asomó por los arbustos, lo que consiguió que Eris diera unos pasos y se topara con un edificio.
Realmente parecía un hotel desolado, no era muy grande pero para una persona había suficiente. Además no era ese típico hotel totalmente destrozado que te muestran en las películas, sí que tenía una zona destrozada, pero su aspecto revelaba que cuando ese hotel estuvo en funcionamiento, estaba compuesto por dos diferentes zonas, de las que una se mantenía en muy buen estado y otra había sufrido daños.La puerta de entrada era lo único que no estaba pintada de negro; tenía un color azul claro, “una extraña mezcla de colores”, pensó, pero no le dio demasiada importancia. Abrió la puerta y se encontró con una recepción completamente amarilla, en la que el único objeto o mueble que se podía ver era una silla, también amarilla. Lo único que le llamó la atención de esa sala fue lo alumbrada que estaba, algo extraño al recordar que estaba abandonada. Siguió su camino para encontrarse con un pasillo atestado de puertas a ambos lados.
Cada puerta estaba numerada en orden, del 1 al 13, y cada una de ellas con nombres aleatorios como Cok y Astro. A Eris, que era una mujer llena de curiosidad, esto le parecía algo divertido y para nada alarmante.
Observó cada puerta atentamente y se decidió por la puerta número 6, sin intención de seguir el orden de cada puerta. Abrió la puerta y se quedó atónita al encontrarse con una habitación completamente blanca. Se podía ver también una cama blanca a la izquierda y en la pared, un sólo vestido del mismo color, pero con la parte de abajo un poco desgastada. Ésta, amante de probarse ropa que no era de su posesión, se probó el vestido sin descaro alguno y sin pensamiento de deshacerse de él. Se dió la vuelta, miró a la pared y observó la hora: las doce en punto. De repente, la sacaron de sus pensamientos un ruido atronador de varias puertas cerrándose y pasos. La puerta de la habitación en la que se hallaba se abrió, y por mucho que la muchacha deseara darse la vuelta, una fuerza extraña se lo imposibilitaba. Segundos después, podía sentir pasos apresurados acercándose a ella. Un minuto más tarde dejó de sentir esa fuerza que le impedía moverse y se dio la vuelta con inquietud. Se encontró con un vestido marrón tirado en el suelo, con la parte de abajo desgastada, al igual que el vestido que la mujer llevaba puesto.
No pudo encontrar sentido alguno a lo que acababa de pasar, buscó por la cama, pero no encontró nada. Después de un buen rato, se le ocurrió mirar en su vestido, y efectivamente, tenía una pequeña nota pegada en la parte del escote, la arrancó y se puso a leerla, <<Por la puerta a en punto no debes salir, 60 segundos deberás de esperar>>, ¿Por qué no debería salir?, se preguntó en voz alta. Esta vez la curiosidad realmente podía con ella, así que espero a que fueran la una para poder salir y poder entender el por qué no debería salir.
Quedaba solo un minuto para que fueran en punto, así que salió al pasillo y espero ahí un minuto. Llegó la hora y al momento de escuchar otra vez el mismo ruido de antes, miró a su derecha y se encontró con otros 5 vestidos de diferentes colores, morado, negro, rosa, amarillo y verde, los cuales actuaban como si alguien los estuviera utilizando, solo que no los llevaba ningún cuerpo. Cuando al vestido de su derecha le tocó pasar a la habitación en la que ella se estaba alejando, este pareció enfurecerse de repente y apresuró su paso, casi corriendo para llegar a ella.Intentó correr, pero no podía moverse, y con lágrimas en los ojos, esperando a que pasaran los 60 segundos antes de que algo trágico ocurriera, cerró sus ojos, y los cerró para siempre, esperando a esos 60 segundos que nunca llegaron
Realmente parecía un hotel desolado, no era muy grande pero para una persona había suficiente. Además no era ese típico hotel totalmente destrozado que te muestran en las películas, sí que tenía una zona destrozada, pero su aspecto revelaba que cuando ese hotel estuvo en funcionamiento, estaba compuesto por dos diferentes zonas, de las que una se mantenía en muy buen estado y otra había sufrido daños.La puerta de entrada era lo único que no estaba pintada de negro; tenía un color azul claro, “una extraña mezcla de colores”, pensó, pero no le dio demasiada importancia. Abrió la puerta y se encontró con una recepción completamente amarilla, en la que el único objeto o mueble que se podía ver era una silla, también amarilla. Lo único que le llamó la atención de esa sala fue lo alumbrada que estaba, algo extraño al recordar que estaba abandonada. Siguió su camino para encontrarse con un pasillo atestado de puertas a ambos lados.
Cada puerta estaba numerada en orden, del 1 al 13, y cada una de ellas con nombres aleatorios como Cok y Astro. A Eris, que era una mujer llena de curiosidad, esto le parecía algo divertido y para nada alarmante.
Observó cada puerta atentamente y se decidió por la puerta número 6, sin intención de seguir el orden de cada puerta. Abrió la puerta y se quedó atónita al encontrarse con una habitación completamente blanca. Se podía ver también una cama blanca a la izquierda y en la pared, un sólo vestido del mismo color, pero con la parte de abajo un poco desgastada. Ésta, amante de probarse ropa que no era de su posesión, se probó el vestido sin descaro alguno y sin pensamiento de deshacerse de él. Se dió la vuelta, miró a la pared y observó la hora: las doce en punto. De repente, la sacaron de sus pensamientos un ruido atronador de varias puertas cerrándose y pasos. La puerta de la habitación en la que se hallaba se abrió, y por mucho que la muchacha deseara darse la vuelta, una fuerza extraña se lo imposibilitaba. Segundos después, podía sentir pasos apresurados acercándose a ella. Un minuto más tarde dejó de sentir esa fuerza que le impedía moverse y se dio la vuelta con inquietud. Se encontró con un vestido marrón tirado en el suelo, con la parte de abajo desgastada, al igual que el vestido que la mujer llevaba puesto.
No pudo encontrar sentido alguno a lo que acababa de pasar, buscó por la cama, pero no encontró nada. Después de un buen rato, se le ocurrió mirar en su vestido, y efectivamente, tenía una pequeña nota pegada en la parte del escote, la arrancó y se puso a leerla, <<Por la puerta a en punto no debes salir, 60 segundos deberás de esperar>>, ¿Por qué no debería salir?, se preguntó en voz alta. Esta vez la curiosidad realmente podía con ella, así que espero a que fueran la una para poder salir y poder entender el por qué no debería salir.
Quedaba solo un minuto para que fueran en punto, así que salió al pasillo y espero ahí un minuto. Llegó la hora y al momento de escuchar otra vez el mismo ruido de antes, miró a su derecha y se encontró con otros 5 vestidos de diferentes colores, morado, negro, rosa, amarillo y verde, los cuales actuaban como si alguien los estuviera utilizando, solo que no los llevaba ningún cuerpo. Cuando al vestido de su derecha le tocó pasar a la habitación en la que ella se estaba alejando, este pareció enfurecerse de repente y apresuró su paso, casi corriendo para llegar a ella.Intentó correr, pero no podía moverse, y con lágrimas en los ojos, esperando a que pasaran los 60 segundos antes de que algo trágico ocurriera, cerró sus ojos, y los cerró para siempre, esperando a esos 60 segundos que nunca llegaron
VENGANZA DIVINA, DE J.M
Estaba anocheciendo, el viento sonaba con fuerza, no había nadie en la calle; solo se hacía notar la fuente goteando sin cesar en mitad de la plaza. Gota a gota pasaba el tiempo como los segundos en el reloj de la iglesia .
Desde su ventana Samuel observaba la avenida. La presencia de esa casa en ruinas le atraía como un imán; le atraían sus escalones cubiertos de telarañas, sus barandillas rayadas por el tiempo y la madera de sus puertas agujereadas por roedores. Desde su ventana se sentía el espía o el detective de algún suceso terrorífico. Como cada noche, no pudo vencer la atracción y atravesó la avenida hasta llegar a los escalones de caserón.
Esa noche se encontró con el pomo de la puerta arrancado como si alguien hubiese invadido su interior violentamente. Una vez dentro, subiendo las escaleras hacia el lugar donde cada noche se acurrucaba, escuchó unos ruidos tenebrosos y lastimeros que a medida que se acercaba a su escondite se hacían más intensos. A través de la enorme mirilla de la puerta pudo observar la sombra de una figura alargada arrancando los periódicos antiguos que forraban la pared. Atónito con lo que veía y conteniendo la respiración observó que la figura se acercaba a un cuadro que estaba colgado en la pared y que representaba la imagen de una dama; Samuel la saludaba cada noche como si fuese el único testigo de su presencia allí. El extraño visitante extrajo de detrás del cuadro una urna crematoria.
El miedo y la incertidumbre anidaron en el cerebro de Samuel. Nadie del pueblo tenía información alguna sobre la desaparicón de la dama del cuadro; nadie sabía por qué abandonó el lugar.
Quizá lo que a él le atrajera de la casa era ese misterio sin resolver y la esperanza de resolverlo un día.
La figura alargada se fue empequeñeciendo a medida que se acercaba a la claridad de la ventana ; por la mirilla sólo podía percibir sus delgadas y finas manos donde resaltaba el brillo de un sello colocado en el dedo meñique de su mano derecha. Enseguida vino a su mente la imagen de Don Anselmo, el cura del pueblo. Pero, ¿qué contenía la urna que había extraído de detrás del cuadro? ¿Serian cenizas de restos humanos? A Samuel, en ese momento, le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo; le entraron ganas de abrir la puerta y descubrir quién era el misterioso personaje y qué estaba escondiendo, pero un golpe seco hizo que el miedo de Samuel se convirtiera en terror. Escondido en el rellano de la escalera esperó con su cuerpo tembloroso a que la figura sin rostro saliese de la habitación. Samuel enseguida se dio cuenta de que el viento había sido culpable de tal ruido. Bajó corriendo las escaleras y salió por el portón. No había recorrido ni cinco metros cuando se dio cuenta de que había dejado su linterna olvidada dentro.
Esa noche Samuel no pudo conciliar el sueño y agarrado a su almohada no paraba de preguntarse si era verdad lo que había visto o era un sueño. A la mañana siguiente, Samuel acudió a la iglesia como un domingo más. Esta vez no solo iba a hablar con Dios, iba a descubrir alguna pista que se relacionara con lo vivido la noche anterior. Cuando Don Anselmo salió de la sacristía y se colocó en el altar para dar su homilía, Samuel descubrió la única pista que le identificaba como el autor de los hechos. Don Anselmo, mientras daba el sermón a sus creyentes, pasó la hoja de la Biblia con aquella mano en la cual brillaba el mismo anillo que Samuel había visto la noche pasada en la habitación de la dama.
Samuel, camino de su casa, se encontró con un anciano Por llevar compañía decidió acercarse a él y en el trayecto hablaron largo rato de la casa abandonada. Habló de la dama del cuadro como ejemplo de mujer hermosa elegante y adinerada que tuvo muchos amantes. Incluso decían que alguno de ellos fue el causante de su desaparición ya que su belleza fue motivo de muchos corazones rotos.
Llegó el joven a su casa satisfecho y preocupado a la vez ya que parecía ser el único conocedor del autor y de las causas de la muerte de la dama. Esa noche volvió a la casa abandonada y nada más entrar una luz cegó sus ojos. No pudo ver el rostro de quien sostenía la linterna, pero sí
escuchó una voz que le decía: “ Sé lo que te atrae de esta casa, como ha atraído a tantos.” La luz se acercó a Samuel y prosiguió “pero la única forma de ver de verdad a la diosa que habitaba la casa es esta”. Y una cuchillada atravesó el corazón de Samuel.
Desde su ventana Samuel observaba la avenida. La presencia de esa casa en ruinas le atraía como un imán; le atraían sus escalones cubiertos de telarañas, sus barandillas rayadas por el tiempo y la madera de sus puertas agujereadas por roedores. Desde su ventana se sentía el espía o el detective de algún suceso terrorífico. Como cada noche, no pudo vencer la atracción y atravesó la avenida hasta llegar a los escalones de caserón.
Esa noche se encontró con el pomo de la puerta arrancado como si alguien hubiese invadido su interior violentamente. Una vez dentro, subiendo las escaleras hacia el lugar donde cada noche se acurrucaba, escuchó unos ruidos tenebrosos y lastimeros que a medida que se acercaba a su escondite se hacían más intensos. A través de la enorme mirilla de la puerta pudo observar la sombra de una figura alargada arrancando los periódicos antiguos que forraban la pared. Atónito con lo que veía y conteniendo la respiración observó que la figura se acercaba a un cuadro que estaba colgado en la pared y que representaba la imagen de una dama; Samuel la saludaba cada noche como si fuese el único testigo de su presencia allí. El extraño visitante extrajo de detrás del cuadro una urna crematoria.
El miedo y la incertidumbre anidaron en el cerebro de Samuel. Nadie del pueblo tenía información alguna sobre la desaparicón de la dama del cuadro; nadie sabía por qué abandonó el lugar.
Quizá lo que a él le atrajera de la casa era ese misterio sin resolver y la esperanza de resolverlo un día.
La figura alargada se fue empequeñeciendo a medida que se acercaba a la claridad de la ventana ; por la mirilla sólo podía percibir sus delgadas y finas manos donde resaltaba el brillo de un sello colocado en el dedo meñique de su mano derecha. Enseguida vino a su mente la imagen de Don Anselmo, el cura del pueblo. Pero, ¿qué contenía la urna que había extraído de detrás del cuadro? ¿Serian cenizas de restos humanos? A Samuel, en ese momento, le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo; le entraron ganas de abrir la puerta y descubrir quién era el misterioso personaje y qué estaba escondiendo, pero un golpe seco hizo que el miedo de Samuel se convirtiera en terror. Escondido en el rellano de la escalera esperó con su cuerpo tembloroso a que la figura sin rostro saliese de la habitación. Samuel enseguida se dio cuenta de que el viento había sido culpable de tal ruido. Bajó corriendo las escaleras y salió por el portón. No había recorrido ni cinco metros cuando se dio cuenta de que había dejado su linterna olvidada dentro.
Esa noche Samuel no pudo conciliar el sueño y agarrado a su almohada no paraba de preguntarse si era verdad lo que había visto o era un sueño. A la mañana siguiente, Samuel acudió a la iglesia como un domingo más. Esta vez no solo iba a hablar con Dios, iba a descubrir alguna pista que se relacionara con lo vivido la noche anterior. Cuando Don Anselmo salió de la sacristía y se colocó en el altar para dar su homilía, Samuel descubrió la única pista que le identificaba como el autor de los hechos. Don Anselmo, mientras daba el sermón a sus creyentes, pasó la hoja de la Biblia con aquella mano en la cual brillaba el mismo anillo que Samuel había visto la noche pasada en la habitación de la dama.
Samuel, camino de su casa, se encontró con un anciano Por llevar compañía decidió acercarse a él y en el trayecto hablaron largo rato de la casa abandonada. Habló de la dama del cuadro como ejemplo de mujer hermosa elegante y adinerada que tuvo muchos amantes. Incluso decían que alguno de ellos fue el causante de su desaparición ya que su belleza fue motivo de muchos corazones rotos.
Llegó el joven a su casa satisfecho y preocupado a la vez ya que parecía ser el único conocedor del autor y de las causas de la muerte de la dama. Esa noche volvió a la casa abandonada y nada más entrar una luz cegó sus ojos. No pudo ver el rostro de quien sostenía la linterna, pero sí
escuchó una voz que le decía: “ Sé lo que te atrae de esta casa, como ha atraído a tantos.” La luz se acercó a Samuel y prosiguió “pero la única forma de ver de verdad a la diosa que habitaba la casa es esta”. Y una cuchillada atravesó el corazón de Samuel.
EL ÚLTIMO HOGAR DE LOS BELLENDEN, DE I.P.
Bianca y su hermano mellizo, Lucas, se dirigían en coche al que sería su próximo hogar. Lo único que ocupaba sus jóvenes mentes era el número de veces que habían hecho ese mismo camino. Se sentían abrumados. Era el tercer "familiar cercano" al que visitaban ese mes y como de todos los anteriores solo esperaban que éste también saliera despavorido.
Habían pasado ya dos años desde el misterioso incendio de la villa Bellenden en que fallecieron sus padres y habían empezado su deambular de familia en familia. Sus padres provenían de la nobleza, pero ninguno de sus parientes mostraba los modales caballerescos que se suponía distinguían a esta clase social. Uno a uno fueron negándose a hacerse cargo de los huérfanos.
De nuevo Bianca veía cómo el coche estacionaba frente a una antigua casona de ambiente demasiado lúgubre para su gusto. El temporal tampoco ayudaba: el día gris había reemplazado al soleado cielo bajo el que habían iniciado el viaje y una fuerte lluvia tintineaba sobre el techo del vehículo. En la parte trasera del mismo, Lucas examinaba la casona con mucho detalle: esta constaba de dos pisos y un desván que tenía una pequeña ventana circular bajo el alero. La casa se veía tan desgastada y descuidada como el parque que la rodeaba. Lo que más sorprendía a Lucas eran las ventanas polvorientas y de cristales oscuros que le daban al lugar un aura maligna. Al muchacho le recordaban las casas encantadas de los libros que él tanto amaba leer. La Sra. Perkins, la agente de servicios sociales, desbloqueó el coche para que los niños salieran. Tras llamar al timbre, la vieja puerta de la casona se abrió y apareció a sus ojos un chico de cuerpo larguirucho.
Buenas tardes, mi nombre es Amanda Perkins y trabajo para los servicios sociales. Llamé hace unos días anunciando de mi visita a la señora y el señor Giddens.
-Muy buenas, señora, en efecto los señores la están esperando en el salón.
-Gracias.
Los mellizos y la Sra. Perkins, precedidos por el sirviente, se adentraron en el domicilio, con los ojos maravillados por todo: el exterior no dejaba presagiar el lujo y la ostentación del interior de la mansión. Mientras avanzaban hacia la estancia principal, Bianca registraba con su mirada todos los muebles caros y decoraciones suntuosas que los rodeaban.
Por fin, aparecieron ante ellos dos altas figuras que parecían sacadas de un cuadro de época.El señor y la señora Giddens, con un elegante gesto, indicaron a sus invitados que se sentaran en un sofá tapizado de raso azul.
-Muy buenas- dijo Perkins- soy…
-Sabemos de usted señora Perkins - comentó arrogantemente el señor Giddens- hemos hablado antes por teléfono.
-Estamos encantados de que por fin estéis aquí, niños; teníamos muchas ganas de conoceros- dijo la señora Giddens rápidamente - Disculpad a mi esposo; en ocasiones resulta un tanto brusco, pero no siempre es así.
Este pequeño gesto tranquilizó a los dos jóvenes, que ya temían que sus futuros tutores fueran unos tiranos.
-Bueno… comenzemos. Según tengo entendido ustedes están de acuerdo con que los niños se queden a su cargo.
-Así es, nada nos hará más felices que los mellizos formen parte de nuestra familia. ¿No es cierto, Howard?
-Estás en lo cierto querida, nada nos hará más felices.- de nuevo, dirigió una intensa mirada a los niños, que, temerosos de lo que ese hombre querría de ellos, no formularon ni una sola palabra-.
Tras finalizar el papeleo estipulado para la adopción, los hermanos fueron llevados hasta la que, desde ese momento, sería su nuevo hogar. Fueron avisados unos minutos después para bajar a cenar. Bianca no paraba de temblar por los nervios, Lucas, en cambio, estaba calmado.
La cena fue tranquila a ratos, todos participaron en la charla dando a conocer sus opiniones y gustos. La Sra. Giddens se esforzaba por que los Bellenden se sintieran a gusto. El señor Giddens, en cambio, pasaba de la cordialidad al desprecio sin que hubiera causa aparente para ello.
Los días posteriores a la llegada de los hermanos el comportamiento del Sr. Giddens empezó a ser menos amenazante y terminó ,al igual que su esposa, cayendo rendido a los encantos de los Bellenden.
Los días fueron transcurriendo. Poco a poco los mellizos estrechaban lazos con Marta y Howard Giddens, sintiéndose protegidos y queridos después de estos años de orfandad.Pero no todo era felicidad en la casona Giddens, pues estos se comportaban a veces como quienes guardan un secreto.
Este secreto, sin embargo, sería descubierto. Si algo distiguía a los mellizos era su osadía y su inmensa curiosidad, y en esa casona no faltaban rincones donde escudriñar.
La primera en chismear fue Bianca que no podía resistir la tentación de desvelar un misterio. Desde el primer día, la muchacha se había preguntado qué escondía aquel polvoriento desván. Los señores Giddens lo mantenían bajo llave sin dejar nunca que los hermanos se acercaron a aquella puerta. Lo que iba a suceder sucedió por casualidades del destino y por una cualidad poco común de los dos mellizos, que era abrir cualquier puerta fuera cual fuera su tipo de cerradura. Con la ayuda de unas tenazillas Bianca comenzó a forzar la cerradura herrumbrosa de la puerta del desván y estaba a punto de que esta cediera cuando escuchó unos pasos que provenían de las escaleras. La joven, asustada, se escondió tras una columna y espero lo peor. Aquellos segundos en que recordó la mirada penetrante del señor Giddens cuando les advertía sobre aquel desván, se le hicieron muy largos.
-¿Qué haces ahí escondida?-le preguntó Lucas-.
-¡Dios!, Lucas, pensaba que había llegado mi final. Estaba forzando la puerta del desván. Hay algo en esta casa que me huele mal.
-¿Hablas de “la puerta prohibida”? Nos matarán, Bianca. Pero ya sabes que la curiosidad la llevamos en la sangre, hermana. Vamos, entremos, ¿a que esperas?
-Las niñas, primero, Lucasito.
La mugrosa puerta chirrió y un olor putrefacto llegó a sus fosas nasales nada más entornarla. Sin más escrúpulos, los mellizos comenzaron a husmear entre los distintos objetos del desván: muebles victorianos, cuadros y todo tipo de chismes extraños atestaban el desván. Una densa capa de polvo cubría todo y un olor a humedad, pero lo que más inquietante era aquel olor pútrido del comienzo que no se disipaba. Tras un buen rato de husmeo, Bianca halló en la parte trasera del desvan un cúmulo o de sábanas que tapaban lo que parecía ser un objeto enorme. Sin esperar ni un segundo más, Lucas quitó la sábana de encima de los bultos. Los cadáveres medio descompuestos de los señores Giddens yacían frente a los horrorizados Bellenden. Los dos cuerpos habían sido degollados y golpeados de manera feroz.
-Si los verdaderos señores Giddens están muertos. ¿Quiénes son esos?, preguntó Lucas
Pero ya era demasiado tarde para que encontrar una respuesta que sirviera de algo: la puerta del desván se cerró para siempre y los mellizos encontraron por primera y última vez en sus vidas una cerradura que eran incapaces de abrir.
viernes, 2 de marzo de 2018
ANGUSTIANTE, DE M.C.
Estaba a punto de arrancarme los ojos de las cuencas cuando me di cuenta de que el coche, por un recalentamiento del motor, se había detenido en medio de la nada. Tan grave era mi angustia que le di a la palanca de marcha unas 50 veces seguidas, haciendo de mis dedos una especie de papilla callosa y consiguiendo lo que era predecible, nada. No podía ni pensar en qué hacer: estaba lejos de casa y el reloj marcaba la hora de la cena.Dentro de una hora serían las 10 y para ese momento tendría que haberme cepillado los dientes, haberme puesto el pijama, estar en la cama a las 10,05 y conciliar el sueño a las 10,10. Muchos me llegaron a decir que si hubiera tenido hermanos o algún amigo lo bastante cercano para contarle que dormía con los pies al aire, me hubiera vuelto más sociable y menos rutinario, cosa que dudo, ya que para un paciente con el síndrome de Asperger como yo, eso era totalmente imposible.
Un olor nauseabundo empezó a colarse en el coche a través de los conductos de ventilación. Me dieron arcadas, que intenté disimular por si, por una remota casualidad, alguien que anduviera por ahí me viera hacer un gesto tan desagradable.Finalmente, tomé la decisión. El olor no cesaba y tuve que salir del coche en busca de algún sitio en que refugiarme. Estaba bastante angustiado por esta idea; no me hacía ni un pelo de gracia. Anduve unos 200 metros hasta que hallé ante mí una casa lo suficientemente grande como para ser confundida con un hostal.
Me paré unos segundos, reflexioné y como siempre hacía, pensé, por lo que decidí que lo mejor sería no entrar.Busqué a mi alrededor algún sitio cubierto que no me obligara a ir más allá de los 157 metros y, que estuviera obligatoriamente sin bichos. No podía soportar pensar siquiera en la existencia de algún insecto volando -o lo que fuera que estuviera haciendo ese cuerpo o esqueleto diminuto lleno de pelos -. Para colmo, de repente, empezó a llover. No es por exagerar, pero la lluvia estaba en el cuarto puesto de las cosas que me eran más irritantes y angustiosas: el contacto con el agua me producía arcadas, que tendría que disimular. El tercer puesto, en cambio, lo ocupaban esos seres diminutos que me angustiaban tanto.Me callo el segundo puesto. El primero lo ocuparía la terrible decisión que sin darme cuenta, estaba a punto de tomar.
Tras reflexionar de nuevo, decidí entrar en el caserón pese a que careciera de ventanas por las que penetrara algo de luz. No me costó entrar ya que la puerta estaba abierta. Dentro del edificio empleé la luz de mi teléfono móvil, obviamente sin cobertura, puesto que si hubiera tenido cobertura, habría llamado a alguna grúa para que me llevara a casa. El recibidor y el pasillo no parecían estar en mal estado, ni tampoco encontré insectos ni telarañas, por lo que me aventuré a seguir adelante. Andados unos 30 metros, encontré una habitación con una cama, y a causa de mi condición y un sueño prematuro, decidí coger los periódicos que llevaba en la mochila para así poder tumbarme sobre ellos y descansar. A pesar de que pensar en mi mala suerte me mantuvo despierto una hora, al final el sueño me venció; pero ¡qué rápido se pasa el tiempo cuando uno está dormido!: parecía que habían transcurrido segundos cuando me desperté a las 3.00
Bruscamente abrí los ojos, alterado por la sensación de alguna presencia dentro de la habitación, una presencia muchísimo más grande que la de un bicho. Empecé a sudar e hiperventilar. Mientras miraba las patas de hierro de la cama podía escuchar los latidos del corazón a una velocidad exorbitante, cada vez más fuertes, cada vez más angustiantes.
Esa presencia se hacía más grande, más cercana, más peligrosa. Entonces, como alma que lleva el diablo, me levanté y salí de la habitación dispuesto a huir de aquel lugar. Esa cosa estaba detrás de mí y tampoco me atrevía a mirar hacia atrás. No cometería el mismo error que en primero de la ESO cuando unos de mi clase me llamaron y tan pronto como me paré y miré, me lanzaron una mosca muerta. Empecé la cuenta atrás de los 30 metros que había recorrido para llegar a la habitación; al llegar al metro cero una intensa sensación de sofoco y terrorse apoderó de mí y me quedé paralizado por 34 milésimas de segundo. El recibidor no estaba... la puerta no estaba. Grité. Una sensación extraña recorrió mi cuerpo, e inmediatamente, pese al irrefrenable miedo que sentía ,seguí adelante, intentando escapar, ser libre.
Para cuando me di cuenta, el estado en el que se encontraba el edificio había cambiado drásticamente. Encontré paredes rotas, grietas, polvo, restos de papel en el suelo e incluso lo que parecían ser restos de uñas, haciendo de mí un ser por el que Dios no mostraba piedad. No veía el final del pasillo, tenía que encontrar el final del pasillo y salir de ese lugar, o de lo contrario, me iba a estallar el corazón: no soportaba, no podía soportar lo que me estaba pasando.La angustia me dominaba.
A los 20 metros de ese largo pasillo contemplé una luz intensamente blanca que eclipsó todos mis sentidos hasta entonces sumergidos en la oscuridad. Me dirigí directamente hacia ella, sin pensarlo, me dirigí, sin pensarlo.
Habían recorrido 24 metros cuando observé que la luz era más grande, seguía hiperventilando y sentía una presencia justamente a mis espaldas.
Con el corazón a cien seguí corriendo hacia la luz, perdida la cuenta de los pasos que inevitablemente contaba siempre que estaba en algún lugar desconocido; seguí adelante.
El pasillo se estrechó, aparté las telarañas y seguí adelante, pasé por encima de un charco que tenía el agua embarrada que se metió en mis zapatos; seguí adelante mientras que los nervios me impulsaban a morderme las uñas, llegando incluso a sangrar por los enormes trozos que me llegué a arrancar.
La luz brillaba, cada vez estaba más cerca, no me lo podía creer, por fin…. ¡POR FÍN! Escuche una risa ahogada, mas no me di cuenta de que había salido de mis propios labios. Pasé de largo una habitación que se encontraba a la izquierda de las destrozadas paredes del corredor, llenas de suciedad. ¡Ah! exclamé. Y así es como me di cuenta cuando me adentré en esa luz que cubrió todo. Solo me di cuenta en ese momento, y pensé que si no hubiera perdido esas 34 milésimas de segundo quizás hubiera seguido con vida, y puede que hubiera llamado a una grúa, y llegado a mi casa, en la cual lo primero que hubiera hecho hubiera sido meterme en la cama y cubrirme con las sábanas, excepto los pies; solo hubieran bastado 34 milésimas de segundo para llegar a la puerta trasera que daba al exterior, en cambio, en esas 34 milésimas a esa cosa le dio tiempo a tomar el control sobre mi, por lo que mi conciencia fue desapareciendo cada vez que me acercaba a la luz que mi propia mente había creado, una luz que reflejaba la distancia del fin de mi ser y el surgimiento de un nuevo ciclo en el que una bestia salvaje con un cuerpo inocente seguiría cometiendo atrocidades hasta el fin de sus días. Aguardaría su padecimiento en esta misma casa y en esa misma habitación donde yo dormí tan despreocupadamente y su espíritu, o cualquier cosa que fuera esa cosa que sentí, volvería a inclinar la balanza de la suerte, haciendo que otro joven, probablemente sin el síndrome de Asperger, cayera otra vez en su telaraña.
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