La ilusión más temible de la escritura es la que consiste en hacerte creer que puede abolir el espacio, y también el tiempo, volver a hacer presente lo que no está, o alcanzable lo que se ha perdido para siempre. Creo que cedí a esa tentación.TEODOR CERIC "Jardines en tiempos de guerra". Crear un blog literario es algo más humilde, pero tiene las mismas pretensiones imposibles.
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viernes, 7 de junio de 2019
COMENTARIO DE ALGUNOS ASPECTOS DE " EL MAR, EL MAR", DE IRIS MURDOCH
Los nueve años prodigiosos: de “El sueño de Bruno” / 1969) a “El mar, el mar” (1978)
“El mar el mar” ( 1978), de Iris Murdoch es la culminación de nueve años de intensa labor novelística, desarrollada entre 1959 y 1978, en los que la autora escribió sus mejores novelas : El sueño de Bruno (1969), Un hombre accidental (197o), Una derrota bastante honorable (1971), El príncipe negro (1973), La sagrada y profana máquina del amor (1974), El hijo de las palabras (1975), Henry y Cato (1976).
“El mar el mar” recibió el prestigiosa premio Booker y es considera hoy en día como una de las mejores novelas del siglo XX, si bien todavía se le escatima la entrada en el canon literario.
El título
Es esta una novela plagada de innumerables referencias literarias, que empiezan por el título mismo, que remite, por lo menos, a tres obras: la primera, la Anábasis, de Jenofonte, en la que los miembros de la expedición de los Diez Mil gritaron ¡ El mar, el mar!” cuando divisaron el Mar Negro y se sintieron a salvo.La referencia a la Anábasis le llega a Murdoch a través de uno de los versos de “Cementerio marino”de Paul Valéry en cuya última estrofa hay un verso que cita a los griegos gritando “La mer, la mer, toujours recommencée! ( “El mar, el mar, siempre recomenzando”, La tercera referencia es a “La Tempestad” de Shakespeare, obra que funciona a modo de plantilla de esta obra de Murdoch. Recordemos que en “ la Tempestad” la acción transcurre en el mar mismo y en una isla; la reduplicación aparece además en una cancioncilla de Esteban, quien botella en mano canta” ¡No me veréis ir al mar, al mar;! Aquí quiero morir en la riberas”
El mar es no solo un escenario, sino una metáfora dotada de una rica polisemia a lo largo de la novela: refugio, salvación, muerte, amenaza, totalidad o realidad inabarcable, realidad insondable, dios (Poseidón) que da y arrebata la vida, eternidad y fugacidad, cambio y permanencia...
Como en otras novelas anteriores ( “El sueño de Bruno”, “El príncipe negro”) Murdoch utiliza como intertexto una obra de Shakespeare, el ya citado de La Tempestad”.El mar, el mar tiene mucho de relectura de esta última obra de Shakespeare.
La trama
Charles Arrowby decide retirarse del mundo del teatro, donde ha tenido una exitosa carrera de director, abandonar Londres e instalarse en una destartalada torre solitaria, perteneciente a una pequeña aldea de la costa inglesa . En la primer parte de la novela (Prehistoria) cuenta, en forma de diario, sus actividades cotidianas, la preparación de sus comidas, sus zambullidas en el mar, las reflexiones sobre por qué se ha retirado allí y sobre sus relaciones amorosas fracasadas. El objetivo de su retiro es librarse de su egoísmo y “convertirse en un hombre bueno”. Su tranquilidad se ve alterada cuando descubre que allí cerca vive Hartley, una mujer de su edad, con la que vivió en la infancia y adolescencia una historia de amor.Una historia de amor, que es también una historia de abandono puesto que Harley deja sin explicación alguna a Charles. Este descubre que la Harley reencontrada está casada con un militar retirado, Fitch, del cual se lleva una pésima impresión.En Arrowby se despierta una obsesión enfermiza por ella, idealiza su relación adolescente y decide convencerla de que huya con él para vivir felices sus últimos años. Arrowby incluye en el término “convencer” el acoso y el uso de la fuerza. La situación se complica cuando aparece Titus, cuya relación son los Fitch, sus padres adoptivos, era tan insoportable que había huido de casa. Firch tiene la sospecha de que Arrowby es el verdadero padre de Titus y parece ser una obsesión que ha envenenado la vida de la familia durante años, desde el momento mismo en que Harley le habló de su antigua relación con Charles por miedo a que su marido la descubriera por su cuenta. Una nueva obsesión se suma a la primera y Charles, cuando aparece por su Torre el muchacho, decide hacer de él su hijo. Como Harley no “entra en razón” decide raptarla utilizando para ello de cebo a Titus. Poco después del rapto, la casa empieza a llenarse de visitantes: James, el primo de Charles; Gilbert, un actor cómico, y Peregrine, otro actor. Estos le convencen a Arrowby de que entregue a Harley a su marido. Charles la devuelve, pero su obsesión por Harley y su creencia de que tarde o temprano ella irá a su encuentro va en aumento. Poco después se entera de que el matrimonio Fitch ha abandonado la aldea y se ha mudado definitivamente a Australia. Ahí se acaban sus esperanzas, aunque todavía tiene alguna fantasía de perseguirlos. La novela se cierra con el despertar de Charles de su ilusión, con su reconocimiento de que había idealizado su amor por Harley y de que lo único que tenía idealizado era, en realidad, su propia juventud, de imposible recuperación. En el fondo lo que late en él es el miedo al envejecimiento y a la muerte.
Personajes
Hablando de la obra de Iris Murdoch, afirmaba el autor del “Canon occidental”, Harold Bloom, que la no inclusión de esta autora en dicho canon se debía al hecho de que, siendo un gran escritora, no había introducido en la literatura ningún personaje memorable, no tenía ninguna obra que pudiera considerarse cumbre, y utilizaba un lenguaje y unas técnicas novelísticas anacrónicas, cercanas al realismo de Tolstoi o Henry James y totalmente alejadas de la revolución de Joyce, Faulkner o Samuel Beckett.
Es cierto que Iris Murdoch parece repetir de unas novelas a otras ciertos personajes que se podría identificar con el mago, el santo, el duende, la bruja, el adolescente desorientado, etc. Eso no quiere decir que carezcan de riqueza, sino que con ellos Iris Murdoch intentaba conectar con tipos tradicionales tanto de las obras de su admirado William Shakespeare, como de los cuentos populares.
Cabe preguntarse sobre qué plantilla está creado cada uno de los personajes de “El mar, el mar”. Véamos.
Charles Arrowby
Es el protagonista y narrador de la novela. Su referente es el mago demoníaco, el hechicero maligno, detentador de un poder fascinante sobre los demás. En cierta medida, Murdoch lo identifica también con los malos artistas, con aquellos que no hacen un bien moral con sus obras. Sería la contrafigura del propio Shakespeare, autor, director y autor teatral, pero de los buenos. Y es que, en efecto, Arrowby es un artista retirado de teatro donde ha sido director, dramaturgo y también autor. Arrowby ve el mundo como veía el escenario, un lugar donde él es un dios, donde tiránicamente reparte papeles y modifica la interpretación de los actores, donde marca cuando tiene que entrar y salir cada uno del escenario. Es el dios adorado, obedecido, temido para quien el resto son simples mortales vulgares, intercambiable, prescindibles. Como mago del teatro, sabe los trucos más efectistas, los trampantojos más originales. Histriónico, se siente feliz por el mal y el daño que causa; su racionalizaciones son tan grotescas que enseguida se convierte en un narrador sospechoso, no fiable. Así quiere dirigir también su propia vida, imponiendo a los demás su voluntad como sea, incluida la violencia, el acoso. Su ego es enorme, tanto que piensa que el mundo no es sino una elongación de su yo . En un momento dice “ en realidad, “...pensándolo bien, casi todo lo que hay en el mundo tiene que ver con mi situación”. Narra su historia en primera persona, pero para el lector se convierte enseguida en un narrador no fiable. Todo queda sometido a la deformación de sus deseos, de sus ilusiones, de sus mentiras. Incapaz de ver al otro, encerrado en su egocentrismo, no podrá salir nunca de él. No soportando la felicidad en los otros, ha dedicado su vida a romper la relación de parejas felices. Envidioso y con complejo de inferioridad hacia James, su primo, es incapaz de percibir el amor de este. Se fue a la torre, junto al mar, a escribir sus memorias y a convertirse en un hombre bueno; evidentemente, no lo consigue. Su vida acaba siendo, hasta a sus propios ojos, una obra estruendosamente fracasada ; y como un actor despedido de todos los teatros, como un director en sus últimas horas, desfasado y descatalogado, no sabe vivir porque resulta que se ha quedado sin guión, ese guión en el que él era un mago poderoso, un dios, un hacedor caprichoso. En sus últimos días, desposeído de papel, fuera de la función, verá pasar las horas en la desesperación. Tampoco entonces se hará bueno. Dicen que Murdoch se inspiró en uno de sus amantes, Elias Canetti, para la construcción de este personaje, y de todos los personajes tiránicos de sus obras. Ella experimentó por Cannetti ese tipo de fascinación al que parece sometida Lizzie o Rosanna, una fascinación por el poder. Como le dice Rosanna a Arrowby: “...esas mujeres llamaron por tu poder, por tu magia, porque has sido un brujo. Y ahora, se acabó. Soy la única que te ha amado por ti mismo y no por tu aureola de invencible.”
Tampoco hay que olvidar las numerosas coincidencias con el protagonista de “La Tempestad”, Próspero.
Mary Hartley Fitch
Harley viene a ser la princesa cautiva, al menos bajo el punto de vista de Arrowby.En ese sentido, Arrowby se siente como el príncipe llamado a despertarla, como a la bella durmiente. Sin embargo, Harley, que parece pasiva, tiene un férrea voluntad, que al final vence a Arwowby. Es más, consigue deshacerse de este como fantasma del pasado, como sueño de una posibilidad, que conservaba la fascinación de lo irrecuperable.
Titus
Titus representa al doncel, al adolescente desorientado que está a punto de iniciarse en la vida y sobre el que cae el rayo de la desdicha prematuramente. Un hijo del mar ( no sabe quiénes son sus verdaderos padre), muerto en el mar. Es también el clásico joven que emprende un viaje en busca de sus orígenes. La elección del nombre no es causal, por supuesto. Murdoch hace referencia a los cuadros de Rembrand, en los que pintó a su hijo Titus. El nacimiento de este hijo de Rembrand vino acompañado por la desgracia, ya que su madre murió a consecuencia del parto, y para dolor inmenso del padre, Titus morirá muy joven y repentinamente.
Titus buscaba, como todos los personajes, el amor. En ese sentido, para Titus, sus padres adoptivos eran seres maléfico, si hemos de creer algo de lo que nos cuenta Charles Arrowby, quien quería convertirse en su padre espiritual, en su mentor, cosa para la que, en realidad, le faltaba bondad y generosidad.Al final, Titus no fue sino un arma más en manos de Charles, que habría propiciado su muerte en el reparto.
James Arrowby
El primo de Charles podría representar el mago bueno, el hombre bueno, quizá el santo, dada esa muerte beatífica con la que se fue voluntariamente del mundo. Su vida estaba marcada por su fracaso al no lograr salvarle la vida al hombre del que estaba enamorado, una impotencia del amor que lo desequilibra. Es quien salvará de las guarras de la muerte, de manera sobrenatural, a Charles, cuando este caiga en una poza marina. La envidia de Charles a su primo provenía de que nunca había podido dominarlo ni manipularlo y de que lo sabía moralmente superior a él, en cierta medida sabía que representaba al hombre bueno que él no podrá ser nunca.
Benjamin Fitch
Es hombre, con un configuración física que recuerda la de un toro. Para la mirada de Charles Arrowby, es el ogro que tiene prisionera a la princesa. Bajo otro punto de vista, puede verse como el dragón que la guarda de los príncipes farsantes. Para Arrowby represente el mal supremo, el carcelero, el ser de instintos animales y asesinos, el tirano. Sin darse cuenta, al describir a Fritch nos descubre, en realidad, como es él.
Gilbert Opian
Gilbert Opian es el esclavo dócil. Actor cómico, representa la máxima plasticidad en manos del director de teatro, la ausencia de queja, de rebelión. Es el bufón o el duende. Es el gran adorador de Charles, adoptará para él la forma que desee.
Peregrine
Peregrine tiene algo de Hamlet, es el vengador, si bien como él duda sobre la venganza que debe ejecutar sobre Charles y le muestra una sumisión falsa. Como Hamlet habla más que hace, hasta que es capaz de liberarse y reconquistar su lugar. En este caso, es la recuperación de su matrimonio con Rosina, que Charles había roto concienzudamente, por placer, por ejercer el poder, por gobernar la vida de los otros.
Rosina
Bajo la perspectiva de Charles Arowby, Rosina es la bruja, representa la maldad, el deseo de dominación, la venganza, la amenaza. Escapa al control de Charles; es como Morgana, un hada que acabó siendo una bruja malvada. Al final de la novela se convierte se vuelve a enamorar de Peregrine, su exmarido, del que había sido separada por la fascinación de Charles.
Lizzie
Lizzie es otro duende, es el Ariel de la Tempestad; tiene como él la capacidad de la transformación, del cambio de apariencia. Atada a Charles por una especie de sentimiento de culpa, de necesidad de agradecimiento, en el fondo, lucha por deshacerse de ese compromiso. Durante toda la obra hay un tira y afloja , un movimiento de vaivén, hasta que al final, Lizzie se convierte en una protectora voluntaria y ocasional de Arrowby.
Temas
El amor y el bien
El tema principal de esta novela, como el de la mayoría de ellas, es el amor y su relación con el bien. No ha de entenderse este término en el sentido dado por la novela sentimental, con la que tantas veces se ha emparentado la obra de Murdoch. Hemos de recordar que Iris Murdoch era una filósofa y que en la literatura encontró las herramientas para indagar sobre temas de la filosofía moral. Iris Murdoch será uno de los versos sueltos de esa época en que dicha rama de la filosofía estaba muy desprestigiada. Y es que su concepción del amor parte de su concepción ética, muy influida por Platón. Recordemos que para el filósofo griego el amor era la fuerza que mantenía cohesionado el universo, la mediadora entre hombres y dioses; amar era una aspiración a la belleza y al bien; amar era un movimiento del alma hacia el conocimiento de la idea suprema del bien. Para Irish Murdoch, el amor es el sentimiento que hace que salgamos de nuestro solipsismo, del egocentrismo. Ante todo amar es ver al otro, contemplarlo con atención, percibir la alteridad. Para llegar a ello el yo tiene que despojarse de sus ilusiones, de sus deseos, de sus fantasías, de sus manipulaciones y autojustificaciones, en definitiva, de las sombras de la caverna que le impiden conocer verdaderamente. Con Charles Arrowby, Iris Murdoch nos muestra precisamente a un individuo incapaz de salir de la cueva platónica. Tan pagado de sí mismo, tan ególatra, tan tiránico que no ve el mundo sino como una extensión de su yo, de su dominio en los dos sentidos de la palabra. Llega a decir “en realidad, pensándolo bien, casi todo lo que hay en el mundo tiene que ver con mi situación.” página 165 Así pues, Harley es él mismo, una parte de sí mismo, la más pura; por lo tanto, Harley no puede negarse a amarlo, solo tiene que re-conocer que lo ama, despertar a lo que ya es. Su aspiración al bien que declara al principio de la novela se vehicula a través de su pretendido amor por esa anciana que un día fue su amor adolescente. Esta incapacidad de ver al otro, su alteridad es lo que le conduce inevitablemente al fracaso más rotundo. Por otra parte, el amor que inspira en las mujeres, en Lizzie, en Rosana está hecho de fascinación y rechazo. Ellas lo ven tal y como es; su problema es que no son capaces durante años de salir de su influencia maléfica. Solo cuando salen de la sumisión pueden amar a otros, como es el caso de Rosana, que vuelve con su exmarido. Del amor entre Hartley y Ben no podemos saber su índole porque sus actos siempre están sometidos a la interpretación de Charles o de Titus. Al final, sin embargo, parece que ellos también escapan de las influencias malignas y acaban siendo un matrimonio feliz.
El arte
El arte va a ser otro tema que ocupe mucho tiempo en las reflexiones de Iris Murdoch. En uno de sus ensayos filosóficos “ El fuego y el sol” trata de salvar el arte y a los artistas que, como es bien sabido, son expulsados de la República de Platón. Para Platón los artistas no eran sino copiadores de copias, unos engañadores. Murdoch va a introducir la diferencia entre los malos artistas y los buenos artistas. Efectivamente, los malos artistas son los que nos conducen al engaño; los buenos, por el contrario, nos guían en el conocimiento y en el camino del bien; lo hacen sobre todo develándonos, precisamente, los engaños que nos impiden ese camino.
Para Iris Murdoch, el modelo de buen artista es Shakespeare cuya obra, si bien no nos indica el camino de la salvación, nos indica los caminos por los que nos desviamos. En “El fuego y el sol. Por qué Platón desterró a los artistas” (1977) la autora nos lo dice así:“El gran artista, al mismo tiempo que nos muestra lo que no se salva, implícitamente nos enseña lo que significa la salvación” Charles , al igual que Shakespeare, se retira del teatro donde ha sido dramaturgo, director y actor. Pese a su prestigio, parece que al final toda su influencia se disuelve rápidamente en poco tiempo; no ha sido más que un mago que con sus trucos ha encandilado (engañado) por un tiempo al público, a críticos, a actores…, pero no ha sembrado nada. Arrowby es el mismo farsante en su vida que en su teatro; o dicho de otra manera, todo es una representación en la que él cree tener el poder de creación y de ejecución. El colmo es que pretende retener esa vida en sus memorias, en su diario. No es que la dedicación al arte haya vaciado su vida y quiera recuperarla después, llenarla con el amor a Hartley: su arte era un arte vacío, una falsificación, un mal arte, todo en él eran malas artes igual que su vida En palabras de W:H.Auden "Únicamente el arte muy grande infunde vigor sin consolar y hace fracasar nuestros intentos de utilizarlo como algo mágico"
El poder
Decíamos que Arrowby no consigue ni ser bueno,ni ama realmente a Harley. Su motor interno es la voluntad de poder sobre los otros; el individuo que quiere el poder se pone siempre por encima de los demás, se siente superior a ellos y con el derecho de despreciarlos. Sin embargo, esa convicción de los poderosos sobre lo merecido de su poder ejerce una fascinación durante un tiempo en los otros. Así, muchas mujeres se “enamoran” de Arrowby guiadas por esa fascinación, que ellas también confunden con el amor. Por eso, cuando Arrowby va perdiendo poder, pierde su magnetismo y permite a algunas mujeres comprender que lo que ellas creían amor no era sino subyugación.
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