En una obra en que el autor visita cementerios parisinos, permítanme que yo también empiece por el final: este peculiar libro, mezcla de ensayo y de guía de viaje, me ha entusiasmado tanto que lo tengo en esa lista, no muy larga, de "libros que tengo que releer".
Seguramente la intención última de Gabriel Insausti sea darnos unas estupendas clases de literatura, sobre todo francesa, pero utilizando un vehículo inusitado: un itinerario de cementerio en cementerio parisino donde reposan los huesos de escritores, casi todos de enorme significación en la literatura occidental. El autor nos va a dar cuenta del drama de la modernidad y de su crisis siguiendo la última huella humana (las tumbas ) de Baudelaire, Gautier, A. Villiers de l`Île- Adam, Maupassant, Huysmans, Wilde, Proust, Apollinaire, Joseph Roth, Max Jacob, Sartre, Beauvoir, Tzara, Ball , Beckett y Cioran.
La mayoría de estos autores ejemplifican el desgarro de lo que a finales del XIX Nietzsche llamará "la muerte de Dios". Dirá el filósofo alemán que sus contemporáneos no habían entendido en profundidad lo que esta suponía. Como luego dirán los posmodernos, la muerte de Dios es el final de los grandes relatos, no solo del relato religioso, sino también del de la Ilustración con su fe en el progreso y, después, del marxismo, con su fe en la misión redentora del proletariado. Desde luego, Baudelaire es el poeta que con más fuerza y originalidad sintió el cataclismo antes de que Nietzsche le pusiera nombre. Aferrándose al demonio, al mal, al vicio, Baudelaire no hacía sino afirmar a dios: no se puede exaltar el pecado si no hay un código moral dentro del cual este opere. De una manera u otra, la literatura posterior sigue los pasos de este poeta al que Verlaine instituyó en padre de los "poetas malditos".
Gabriel Insausti nos muestra a estos escritores poseídos de la aguda conciencia de seres caídos cual albatros o expulsados del paraíso, paraíso para el cual no existen, en realidad, sustitutos artificiales por más que los buscaran afanosamente. El pasado reviste las formas de la nostalgia o del resentimiento; el futuro la forma de la desesperanza y la desesperación. Muchos de estos escritores acabarán buscando el sentido de la vida en una especie de monaquismo laico, sobre todo, cuando el refugio del arte y del esteticismo se muestre también insuficiente o inviable, y los deje en la intemperie.
El tema de ese malestar, de esa angustia de hombres modernos es el fondo que unifica los distintos capítulos de la obra de Insausti; pero hay otros elementos que le dan unidad y fluidez , y esos elementos son sobre todo narrativos. De forma bastante original, hay un desdoblamiento del autor en dos personajes que llama "el narrador" y "el viajero", más una voz narrativa en tercera persona. Con humor y con fina ironía nos cuenta las vicisitudes por las que pasa el dúo narrador-viajero para llegar a los cementerios y localizar las tumbas; nos describe estas estableciendo siempre una especie de simbología entre esos monumentos y la vida y la obra y sobre todo, el final de los escritores allí enterrados. Porque Insausti se complace en hablarnos del tramo final de la vida de los escritores, de sus enfermedades, de los amigos que los rodearon o abandonaron, de las últimas palabras proferidas, de los momentos posteriores a su muerte, de los funerales, de la despedida ante la tumba abierta... También recoge pequeñas anécdotas vinculadas a otros visitantes anónimos de los cementerios o las conversaciones con amigos o conocidos de paso por París; especialmente sustanciosas son las opiniones de la mujer del narrador-viajero que pasa un fin de semana con él y es arrastrada por su marido a hacer ese turismo tan peculiar.
No me queda sino añadir que en mi próximo viaje a París utilizaré de guía este libro, porque si bien es cierto que la única manera de acercarse a un escritor es leer su obra, no es menos cierto que estamos muy necesitados de rituales, como bien sabían todos esos muertos.
La ilusión más temible de la escritura es la que consiste en hacerte creer que puede abolir el espacio, y también el tiempo, volver a hacer presente lo que no está, o alcanzable lo que se ha perdido para siempre. Creo que cedí a esa tentación.TEODOR CERIC "Jardines en tiempos de guerra". Crear un blog literario es algo más humilde, pero tiene las mismas pretensiones imposibles.
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martes, 16 de julio de 2019
lunes, 8 de julio de 2019
TIERRA DE MUJERES, DE MARÍA SÁNCHEZ
Tierra de mujeres es una mezcla de testimonio biográfico y de ensayo que propone una visión del campo, del mundo rural que se aparta por igual del idealismo bucólico, tan frecuente en la literatura desde Teócrito o Virgilio, como del tremendismo rural, tan frecuente en crónicas periodísticas y novelas como las Vida de Pascual Duarte. Bien es cierto que en la parte de la obra dedicada a tres mujeres de su familia (una tatarabuela paterna, su abuela materna y su madre) la autora adopta un tono lírico de rememoración que embellece la realidad aunque siempre sin dar la impresión de falsearla.
María Sánchez sigue una tradición masculina de la familia: es veterinaria como lo fueron su abuelo y su padre. El punto neurálgico de este testimonio es la toma de conciencia de que su admiración de las figuras masculinas de su familia es sospechosamente correlativa a su desconocimiento y a un poco de desprecio de la línea femenina. María Sánchez reconoce que es el momento histórico que vive, con un movimiento feminista ascendente y combativo, el que le hace dirigir una mirada crítica a su propia actitud de ninguneo hacia la rama femenina de su familia. Maneja por ello el concepto de invisibilización. Las mujeres del campo son invisibles para todos, incluso para ellas mismas, que no han podido construir un relato, un discurso de sus vidas en la convicción de que no se lo merecen.
Este hilo argumental, la invisibilización de las mujeres, se cruza con la invisibilización del mundo rural. Las mujeres del campo no tienen voz y las voces masculinas que han contado la vida del campo siempre han sido de autores ajenos a este mundo, siempre han sido forasteros que han visto en este mundo un refugio de la ciudad o han ido a ese mundo a resolver conflictos internos: han dejado también sin voz propia a los campesinos que casi siempre caricaturizan.
María Sánchez no se siente una voz ajena a ese mundo sino alguien enraizado en él por las vivencias de su infancia y por su propio trabajo de veterinaria. No está tampoco sola en la reivindicación de la mujer del campo y del mundo rural. Nos revela que hay todo un movimiento en la Península que lucha por darse a conocer, por salir de las sombras, por reivindicar el mundo rural y a ellas mismas en este.
El ensayo está escrito de una manera más convincente y emotiva de lo que conseguirá nunca un ecologista urbano. En las palabras de María Sánchez hay autenticidad, convicción y sobre todo, mucho amor. Una obra a la que merece la pena dedicarle unas horas de lectura. Como poco, el lector no volverá a pasar por estos pueblos rurales consultando tan solo las opiniones de Tripadvisor sobre sus hoteles con encanto y su restaurantes con productos de la tierra.
miércoles, 25 de julio de 2018
EL ORDEN DEL TIEMPO, CARLO ROVELLI
“La distinción entre presente, pasado y futuro se vuelve fluctuante, indeterminada, según la mecánica cuántica. Al igual que una partícula puede estar difusa en el espacio, del mismo modo puede fluctuar la diferencia entre pasado y futuro: un acontecimiento puede darse a la vez antes y después que otro.”
“La indeterminación se resuelve cuando una magnitud interactúa con cualquier otra cosa. en esa interacción, un electrón se materializa en un punto exacto “
“La concreción del electrón solo es relativa a un sistema físico”
“El tiempo no es único: hay una duración distinta para cada trayectoria. y, transcurre a ritmos diferentes según el lugar y según la velocidad. No tiene orientación: la diferencia entre pasado y futuro no existe en las ecuaciones elementales del mundo. Es un aspecto contingente que aparece cuando observamos las cosas descuidando los detalles, y, desde este desenfoque, el pasado del universo se hallaba en un estado curiosamente peculiar. La noción de presente no funciona: en el vasto universo no hay nada que podamos denominar razonablemente “presente”. El sustrato que determina las duraciones del tiempo no es una entidad independiente coma diferente de las demás que construyen el mundo. y, es un aspecto de un campo dinámico. Este salta, fluctúa, se concreta solo al interactuar, y no está definido por debajo de una escala mínima…¿ qué queda del tiempo?
“El mundo no es un conjunto de cosas, es un conjunto de eventos página (...) Una un prototipo de cosa es podemos preguntarnos dónde estará mañana. mientras que un beso es un evento: no tiene sentido preguntarse a dónde habrá ido el beso mañana. El mundo está hecho de redes de besos, no de piedras.”
“Bien mirado, de hecho, hasta las cosas que parecen cosas en el fondo no son más que eventos prolongados. La piedra más sólida, a la luz de lo que hemos aprendido de la química, la física, la mineralogía, la geología o la psicología, es en realidad un complejo vibrar de campos cuánticos, un interactuar momentáneo de fuerzas, un proceso que por un breve instante logra mantenerse en equilibrio semejante a sí mismo, antes de disgregarse de nuevo en polvo; un capítulo efímero en la historia de las interacciones entre los elementos del planeta, una huella de una humanidad neolitica página 77.
“Las propias cosas son solo acontecimientos que se mantienen uniformes durante un rato. antes de retornar al polvo. porque obviamente, antes o después, todo retorna al polvo.”
“ La ausencia del tiempo no significa, pues, que todo esté congelado el móvil; significa que el incesante acontecer en el que se afana el mundo no está ordenado por una línea temporal, no está medido por un gigantesco tictac. Ni siquiera configura una geometría tetradimensional. Es una inmensa y desordenada red de eventos cuánticos”.
“Los filósofos denominan “eternalismo” a la noción de que el fluir y el cambio son ilusorios : presente pasado y futuro son igualmente reale, igualmente existentes. Es la idea de que el conjunto del espacio-tiempo, (...) existe todo en su integridad sin que nada cambie. No hay nada que realmente fluya. Quienes defienden este modo de concebir la realidad, el eternalismo, suelen citar a Einstein, que en una famosa carta escribió: “ Para aquellos de nosotros que creemos en la física, la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una obstinada y persistente ilusión.”
“No tenemos una gramática adecuada para decir que un evento ha sido con respecto a mí pero es con respecto a ti.”
“En la física cuántica la teoría no describe cómo evolucionan las cosas en el tiempo, sino como cambian las cosas unas con respecto a otras, como acontecen los hechos del mundo unos con respecto a otros. eso es todo.”
“El universo es una red de eventos interconectados, donde las variables en juego respetan reglas probabilísticas, que, increíblemente, somos capaces de formular en gran medida.
Es una interacción recíproca, donde los cuentos se actualizan en el propio acto de interactuar respecto aquello con lo que interactúa La dinámica de estas interacciones es probabilística punto las probabilidades de que algo acontezca resultan calculables en principio con las ecuaciones de la teoría.”
“No podemos dibujar un mapa completo, una geometría completa, de los acontecimientos del mundo, puesto que estos últimos, y entre ellos el paso del tiempo, siempre se concretan únicamente en una interacción y con respecto a un sistema físico implicado en dicha interacción. El mundo es como un conjunto de puntos de vista en interrelación mutua. y, el mundo visto “desde fuera”es un mundo absurdo, porque no existe un “ fuera del mundo.”
“Mi mesa de mármol macizo la vería como una niebla si me hiciera lo bastante pequeño como para alcanzar una escala atómica. Vstas de cerca, todas las cosas del mundo acaban por difuminarse. ¿Dónde termina exactamente la montaña y empieza la llanura ¿dónde termina el desierto y empieza la sabana? Cortamos el mundo a grandes tajadas. Lo concebimos en conceptos significativos para nosotros, que surgen a una determinada escala.”
“La temporalidad está profundamente ligada al desenfoque, y el desenfoque es el hecho de que ignoramos los detalles microscópicos del mundo. El tiempo de la física, en última instancia, es la expresión de nuestra ignorancia del mundo. el tiempo es ignorancia.”
“Nuestra visión del mundo está desenfocada, puesto que las interacciones físicas entre nosotros y la parte del mundo a la que accedemos y pertenecemos están ciegas a numerosas variables. Este desenfoque constituye el núcleo de la teoría de Boltzmann. del nacen los conceptos de calor y entropía, a los que están ligados los fenómenos que caracterizan el fluir del tiempo. La entropía de un sistema, en particular, depende explícitamente del desenfoque. y, de aquello que no veo, puesto que depende del número de configuraciones indistinguibles. Una misma configuración microscópica puede tener una elevada entropía con respecto a un desenfoque y baja con respecto a otro. El desenfoque, a su vez, no es un constructo mental: depende de la interacción física real. y, en consecuencia, la entropía de un sistema depende de la interacción física con dicho sistema. Esto no significa que la entropía sea una magnitud arbitraria y subjetiv; significa que es una magnitud relativa como la velocidad. La velocidad de un objeto no es una propiedad del objeto en sí: es una propiedad del objeto con respecto a otro.”
“La entropía del mundo no dependen solo de la configuración de este: depende también del modo como nosotros lo estamos desenfocando, lo cual depende a su vez de cuáles son las variables del mundo con las que nosotros interactuamos, esto es, de la parte del mundo a la que pertenecemos. La entropía inicial del mundo nos parece muy baja, pero eso no está en el estado exacto del mundo: atañe al subconjunto de variables de este con las que nosotros, como sistemas físicos, hemos interactuado. Si la entropía del mundo era baja, lo era en relación con el drástico desenfoque producido por nuestra interacción con el mundo, en relación con el pequeño conjunto de variables macroscópicas en función de las cuales nosotros describimos el mundo.”
“Esto, que es un hecho, abre la posibilidad de que tal vez no sea el universo el que haya estado en una configuración extremadamente peculiar en el pasado: quizá los peculiares seamos nosotros, y nuestras interacciones con él. Acaso seamos nosotros quienes determinamos una descripción macroscópica peculiar: la baja entropía inicial del universo y ,por ende, la flecha del tiempo podría deberse a nosotros, más que al universo en sí, esa es la idea.”
“Puede que el fluir del tiempo no sea una característica del universo: puede que como la rotación de la bóveda estrellada, sea la perspectiva concreta del rincón del mundo a que pertenecemos.”
“Observamos el universo desde dentro, interactuando con una minúscula porción de las innumerables variables del cosmo. Vemos una imagen desenfocada de él, y ese desenfoque implica que la dinámica del universo con la que interactuamos está gobernada por la entropía, que mide la envergadura del desenfoque.”
“El mundo es un conjunto de acontecimientos no ordenados en el tiempo ; estos materializan relaciones entre variables físicas que, a priori, están en un mismo plano. Cada parte del mundo interactúa con una pequeña porción de todas las variables, cuyo valor determina el estado del mundo con respecto a ese sistema. para cada parte del mundo existen, pues, una serie de configuraciones indistinguibles del resto del mundo. “
“La energía (mecánica, química, eléctrica o potencial) se transforma en energía térmica, es decir, en calor; se va hacia las cosas frías y de allí no hay forma de hacerla retroceder gratuitamente y reutilizarla de nuevo para hacer crecer una planta o girar un motor. En ese proceso la energía sigue siendo la misma, pero la entropía aumenta, y es esta la que no vuelve atrás. es el segundo principio de la termodinámica el que la consume. “
“Ni siquiera está claro qué significa exactamente comprender. vemos el mundo y lo describimos, le damos una orden. pero sabemos poco de la relación completa entre lo que vemos del mundo y el mundo. Sabemos que nuestra mirada es miope; del vasto espectro electromagnético que emiten las cosas no vemos más que una pequeña franja. No vemos la estructura atómica de la materia, ni la curvatura del espacio. vemos un mundo coherente que deducimos de nuestra interacción con el universo, organizado en términos que nuestro desoladamente estúpido cerebro sea capaz de manipular. Concebimos el mundo en términos de piedras, montañas, nubes y personas, y ese es el mundo para nosotros. Sobre el mundo independiente nosotros sabemos mucho, sin saber cuánto es exactamente ese mucho.”
“Pero nuestro pensamiento no es sólo presa de su debilidad; todavía lo es más de su propia gramática. Bastan unos siglos para que el mundo cambie. y, de Dios, de diablos, ángeles y brujas va a estar poblado de átomos y ondas electromagnéticas. Bastan unos gramos de hongos para que toda la realidad se diluya ante nuestros ojos y se organice una forma sorprendentemente distinta. Basta tener una amiga que haya sufrido un episodio esquizoide serio y haber pasado algunas semanas tratando a duras penas de comunicarse con ella, para darse cuenta de que el delirio es un vasto atrezo de teatro, capaz de reorganizar el mundo, y que resulta difícil encontrar argumentos para diferenciarlo de los grandes delirios colectivos que constituyen el fundamento de nuestra vida social y espiritual y de nuestra comprensión del mundo.”
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