Alrededor de él, oscuridad y silencio repentino.Después se irá iluminando todo el recinto y se oirá el sonido de las bombas al estallar a unos kilómetros.
Venus._¡Oh, Adonis! Tras siglos y siglos,que se me han hecho eternos, sin tocar tu piel, al fin,volvemos a poder besarnos de nuevo.
Adonis.- Venus..., yo también estoy encantado de estar junto a ti y poder tocarte, pero..., escucha. ¿Qué está pasando ahí fuera? Esos ruidos son estruendosos...
Venus.- Tienes razón..., pero antes de nada, bésame. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que contemplé tu belleza...
Adonis.- No puedo resistirme a ese beso. ( La besa y se vuelve a separar de ella).Ahora salgamos de aquí y veamos qué está sucediendo.
Venus: ¿Cómo que salir? No, no, no, eso es inadmisible. Después de morir trágicamente atacado por un jabalí, ¿te apetece ponerte en peligro otra vez? Porque a mí no, ¡y no quiero sufrir más!
Adonis.- Vamos, Venus, pasados los siglos y estando inmovilizados no has cambiado, ¿eh? Si quieres acompañarme, sígueme, si no, aguárdame aquí.
Venus.- A veces eres tan terco que... Bueno, vale, iré contigo, pero solo para protegerte.
Adonis.-Escucha. Estos ruidos se asemejan al de las bombas, y todos estos desperfectos que veo no indican un festejo exactamente, más bien lo contrario. Igual tenías razón y debemos volver al cuadro cuanto antes.
Venus.- Siento mucho decírtelo, pero nos hemos alejado demasiado como para volver antes de que ocurra algo. ¿Qué te parece si entramos en aquel cuadro? Es el más cercano a nosotros, y podríamos ponernos a salvo hasta que todo llegue a su fin. Y ya sabes..., también podremos estar juntos.
Adonis._Tu idea me parece brillante. Vayamos corriendo hasta allí y te ayudaré a entrar a ti primera.
Venus.- Una preguntita, Adonis, ¿dónde estamos? Porque ahora mismo estoy tan apretujada que no puedo ni pensar con claridad. ¡Estos amorcillos no saben estar quietos ni un solo segundo! Me voy al cuadro contiguo.
Adonis.-No estas a gusto con nada mujer, solo nos estamos intentando proteger. Te sigo.
Venus.-Parece que tú también tienes que rechistar por todo con tal de llevarme la contraria.
Adonis.-Mujeres... Apresúrate y elige el cuadro donde refugiarnos; no tenemos toda la noche.
Venus._Te juro que a veces... ¡Buf! Me enervas la sangre. Creo que esta pintura es una buena opción. Ahora ayúdame a entrar, no quiero que se vean más partes de mi cuerpo de las que ya se ven, que aquí la gente se fija en todo.
Adonis.-Todo hay que decirlo, también tienes tu chispa. Te impulso a la de 3, 2, 1...
Venus.-Bien, vamos a ver, ¿de qué manera te ayudo a entrar? Es que este cuadro está más alto.
Adonis.-Tú solo cógeme de la mano y haz fuerza.
Venus.-Te estás poniendo un poco rechonchete, ¿eh? Dicen que todo lo que no mata engorda, y estoy totalmente de acuerdo; hasta que ese jabalí te mató, hacías buenos festines con las presas cazadas. Y yo ya te avisé, ¡tanta carne roja no es buena! Tiene demasiada grasa, y mira cómo te estás poniendo ahora... Luego no digas que no te lo dije.
Adonis.-¡Venus! Ahora mismo no estamos para discutir sobre esto; y sí, es verdad que he descuidado mi dieta un poco, pero ya te dije que iba a volver a salir a hacer footing con los perros de caza otra vez.
Venus.-Ya veo, ya... ¡Adonis, cuidado!
Adonis-.¡Ay! Siento una lanza en mi espalda. Venus..., ayúdame...
Venus.-Adonis, no, no te vayas otra vez. Sin ti no soy nadie en esta vida.
Adonis.-No olvides que te voy a querer siempre...
Venus.-¡No! (sollozos) ¿Por qué tú? ¡Maldito Marte, en mala hora hemos entrado en este cuadro; no parecía tú ahí sentado pensativo ¿Por qué has hecho esto? (entonces Venus cae al suelo desde el cuadro llorando, mientras maldice al dios de la guerra Marte).