lunes, 13 de noviembre de 2017

BARTLEVY, EL ESCRIBIENTE


Plumas Estilográficas, Pluma Estilográfica, Relleno
Melville publicó en 1853 Bartleby, el  escribiente. Un relato de Wall Street. La historia  iba a pasar sin pena ni gloria entre sus contemporáneos, sin provocar nada parecido a la  inquietud misteriosa que causa a muchos  críticos y lectores desde el siglo XX.  Es como si Bartleby, el escribiente  fuera un  campo de minas  durmiente que esperó a otras épocas para hacer explotar sus cargas. Hoy nos parece que Melville presintió conflictos que solo estaban en germen  en su sociedad y abrumadoramente presentes en la nuestra. Poco textos consiguen trascender su propio tiempo; es posible que solo lo hagan aquellos dotados de una polisemia que permite múltiples interpretaciones, ninguna de ellas definitiva.

Antes de tantear algunas de esas  interpretaciones, recordemos el argumento del relato: El narrador es  un abogado de nombre desconocido que tiene su oficina en Wall Street, Nueva York. En ella dirige un tranquilo negocio de copias  de hipotecas, títulos de la propiedad y otros asuntos legales. Trabajan para él dos copistas, apodados Turkey (Pavo) y  Nippers (Tenazas). Ginger Nut ( galletas de jengibre)  es el chico de los recados.  Como el trabajo ha ido en aumento,  el  abogado  pone un anuncio para contratar un nuevo empleado. Bartleby se presenta y es contratado de inmediato. Su figura es descrita como «pálidamente pulcra, lamentablemente decorosa, incurablemente desamparada».

El narrador asigna a Bartleby un lugar junto a la ventana que da a un muro de ladrillos y lo  aísla del resto con un biombo.  Al principio, Bartleby se muestra como un empleado ejemplar. Sin embargo, un día, inesperadamente,  sin que medie  ningún acontecimiento que lo explique, cuando su jefe le pide que examine con él un documento, Bartleby contesta:«Preferiría no hacerlo» (I would prefer not to, en el original) y,  efectivamente, no lo hace. A partir de entonces, a cada nuevo requerimiento de su patrón, contesta  impasiblemente esta frase, aunque continúa trabajando en sus tareas habituales con la misma eficiencia. El abogado  descubre que Bartleby no abandona nunca la oficina y que parece que se ha quedado a vivir allí. Al día siguiente, le hace algunas preguntas, pero Bartleby responde siempre con la misma frase. Poco después, Bartleby decide no escribir más, por lo que es despedido. Sin embargo “prefiere” no  irse de la oficina y no se va.

Incapaz de expulsarlo por la fuerza, el narrador decide irse él mismo,  trasladar sus oficinas. Bartleby permanece en el lugar y los nuevos inquilinos se quejan al abogado de su presencia. El narrador intenta convencerlo de que se vaya, pero no lo consigue. Bartleby es finalmente detenido por vagabundo y encerrado en la cárcel. Allí, poco después de la última visita que le hace el narrador, se deja morir de hambre. En un breve epílogo, el narrador comenta que el extraño comportamiento de Bartleby puede deberse a su antiguo trabajo en la Oficina de Cartas Muertas, en Washington.
Vayamos con las interpretaciones. La primera gira en torno a dos conceptos fundamentales de la modernidad capitalista: el trabajo y el la libertad individual. Dentro del relato hay  dos  partes claramente diferenciadas: la primera en la que Bartleby es un trabajador ejemplar  y la segunda aquella en que se niega a realizar cualquier trabajo sin que por ello abandone la oficina. El narrador en primera persona, es decir, el dueño del negocio, pone el acento en lo incomprensible de la segunda actitud de Bartleby; el lector, también. Sin embargo, hagamos un alto y preguntémonos: ¿por qué coincidimos con la sorpresa y con la inquietud del narrador?  De hecho, la primera actitud de Bartleby también nos tendría que parecer sorprendente e inquietante . Recordemos que Bartleby trabaja día y noche, eficazmente, sin errores, por un sueldo miserable, sin quejas. Lo hace sentado junto a una ventana que da a un muro de ladrillos, con poca luz y en un especie de nicho  acotado por un biombo. ¿Alguien realmente, si pudiera elegir, preferiría trabajar a no hacerlo? Sin duda, Bartleby no está realizando sus sueños pero sí nos muestra el sueño del Capitalismo: es el trabajador perfecto, el trabajador máquina. Después de este periodo en que su jefe cree haber hecho el contrato del siglo, algo cambia extrañamente. La sorpresa  nuestra es la misma que la del dueño del negocio cuando Bartlevy  a una orden  le contesta con  una de esas frases  antológicas de la literatura : “Preferiría no hacerlo”.
Ese “preferiría” nos parece el chirrido de una rueda  que no se ajusta al engranaje ; algo falla en la maquinaria. Preferir supone capacidad de elección, es decir, libertad. Suena ridículo que Bartleby pretenda ser libre en ese ámbito, puesto que es un asalariado. Los asalariados no pueden "preferir"nada en ese sentido, pueden decidir dejar el trabajo por otro trabajo, pero no pueden decidir no trabajar. Preferir es un verbo para las clases pudientes que ellas sí, pueden preferir  trabajar o pueden preferir no trabajar.  Bartleby desconcierta al dueño de la oficina porque pronuncia el “preferiría no hacerlo” con calma y con firmeza , como si tuviera derecho a ese verbo, a esa libertad. Su desobediencia pasiva es incomprensible para su entorno. Hay críticos que interpretan que Bartlevy representa la defensa maximalista de una libertad que se pone por encima de la vida. De hecho, fue Thoreau quien vio en Bartleby  una forma de desobediencia civil pacífica frente a la brutal explotación capitalista, que es la que se retrata en la primera parte del relato. El conocimiento que tenemos de Bartleby viene de la información que nos da el narrador testigo, por lo tanto , nada sabemos directamente del personaje, ni de posicionamientos políticos, ni existenciales, ni sociales. Sin embargo, es una lectura que el propio texto permite hacer.

LA IMPOSIBLIDAD DE CONOCIMIENTO DEL OTRO

En parte, el narrador mismo lo dice: no conoce nada del pasado de Bartlevy y ese conocimiento es necesario para entender a un hombre, pero Melville va más allá. El personaje narrador interpreta el comportamiento de Bartlevy desde una determinada racionalidad de causa- efecto y no puede penetrar en otra lógica que no sea la suya; no acepta siquiera la posibilidad de que el personaje tenga su propia lógica. Al lector le ocurre lo mismo: no es capaz de penetrar en las razones de Bartlevy. ¡Qué genio el de Menville! Bartleby muere, pero propiamente hablando ese no es el final, puesto que el misterio no ha sido desvelado.

LA INUTILIDAD DE LAS PALABRAS / LA IMPOSIBILIDAD DE LA COMUNICACIÓN / EL SINSENTIDO DE LA VIDA / UN SENTIMIENTO "EXISTENCIALISTA" SE LA SOLEDAD Y DE LA MUERTE

Otro de los conflictos que plantea  el relato es el de la inutilidad de las palabras y de los gestos humanos, la imposibilidad de la comunicación.  El narrador nos cuenta al final  un rumor que dice que Bartleby trabajó en la oficina de “cartas muertas” donde “ A veces, el pálido funcionario saca de los dobleces del papel un anillo -el dedo al que iba destinado, tal vez ya se corrompe en la tumba-; un billete de Banco remitido en urgente caridad a quien ya no come, ni puede ya sentir hambre; perdón para quienes murieron desesperados; esperanza para los que murieron sin esperanza, buenas noticias para quienes murieron sofocados por insoportables calamidades. Con mensajes de vida, estas cartas se apresuran hacia la muerte.”  Bartleby prescinde de las palabras y de la acción, como si todo ello fuera completamente inútil y superfluo. Adelántandose a los existencialistas no parece encontrarle sentido a la vida. Su intento de dárselo en una actividad mecánica ( la de copiar lo escrito por otros) fracasa claramente. Su propio suicidio es pasivo, un dejarse morir de inanición.

No son estas, por supuesto, la únicas interpretaciones. Esta brillante narración, considerada de las mejores de la literatura universal, seguirá interpelando a cada lector sobre su significado. Por otra parte, no hay mejor prueba del interés que suscita este relato que las numerosas adaptaciones cinematográficas que se han realizado de él . Valga esta como muestra:







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