¡Feliz quien, como Ulises, ha vencido a Escila
entre costas llenas de sacrificios
y ha regresado, evitando tentaciones, a Ítaca,
a los brazos de su mujer y a la sombra de su hijo!
¿ Cuándo volveré a ver, ay, por mi ventana
el sol entrar y despertar, y qué día será
cuando vuelva a sentarme en aquel banco
donde me sentí un día tan libre?
Amo más mi casa en mitad del silencio
que este ático con vistas a la Gran Vía,
más que las sábanas de seda, los edredones de plumas,
más mi pequeño rincón que este gran caos,
más mi pequeña habitación que el vestidor donde me pierdo
y más que el ruido del caos, el sonido de mi mente.
L.U.
L.U.
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