Estos son esos rasgos del Romanticismo que, en mi opinión, pueden encontrar en Hiperión y que todavía nos dicen muchos de nosotros.
1.El rechazo al racionalismo Como tantos otros románticos, en Hiperión, Hölderlin advierte de que la razón no lo puede todo, que la inteligencia no hace siempre el mundo inteligible. El poeta accede a otra comprensión que nos es más necesaria que la que da la razón. Habla ya desde el presentimiento de que la razón instrumental, puesta al servicio del economicismo arrumbará la voz del poeta, lqa situarán en los márgenes de la sociedad, la desprestigiará como inútil, o como aperitivo y ornamento de las fiestas burguesas. Se convertirá en el mendigo de esa sociedad: “El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona”
2.La soledad. El tema de la soledad era prácticamente inexistente como problema vital antes del Romanticismo. Cierto que el malestar con la vida urbana y las épocas conflictivas había dado ya en la Antigüedad el tópico de la vida retirada, de la huida al campo, de la bucólica contemplativa. Sin embargo, es con los románticos con quienes la soledad es un sentimiento de escisión. Con ellos, el tema de la soledad es el síntoma de una sociedad que va a hacer de la alienación ( de sí mismo y de los demás) un tema recurrente. La soledad, por un lado, se exalta como el momento más profundo de la introspección subjetiva y de comunión con la naturaleza,convertida en nueva divinidad. Höldelin, en Hiperión, a su vuelta a Alemania habla de la soledad del hombre que no encuentra comunidad entre otros hombres ; al final, presenta la soledad humana que se consuela en el panteísmo, en el sentimiento de que el uno y el todo son lo mismo y, por lo tanto, vivos y muertos, presentes y ausentes forman parte indestructible de la Naturaleza, del Universo.
3.La naturaleza bella, sublime, fuerza del alma, compañera del enamorado, fuente de inspiración, refugio contra la angustia. Muchos de nuestros sentimientos y nuestra visión sobre la naturaleza los hemos heredado de los románticos. Hölderlin es uno de esos poetas que la diviniza con tal sinceridad que conmociona. Hay momentos en Hiperión que recuerdan a Keats, ese magnífico poeta inglés que hizo de la contemplación de una arbusto un momento religioso.
4.El individualismo y el deseo de comunión social. El Romanticismo es el reinado del YO. El punto de vista desde el que todo se filtra. Ese subjetivismo ha quedado en nuestra cultura y para colmo la ciencia hasta antes de la física cuántica tan objetiva afirma que no se puede separar sujeto de objeto en la investigación científica. En Hiperión tenemos a un individuo en busca de su plena realización humana ( que para Höldelin es lo mismo que decir divina) a través de cinco valores fundamentales indisolubles: el amor ( Diótima), la lucha por la libertad ( Grecia), la comunión con la naturaleza, el amor a la belleza ( en sus varias expresiones, entre ellas, la propia poesía), la comunión con la humanidad. El Romanticismo pondrá de relieve una y otra vez la difícil dialéctica entre individuo y sociedad. Hiperión acaba desencantado de la comunidad de hombres libres que luchaban en Grecia y se refugia en la naturaleza.
5.El amor y la muerte Como queda dicho, uno de los ejes temáticos de Hiperión es el amor. Diótima es el amor espiritual y puro; su sino es trágico pese a la voluntad de los amantes. En el Romanticismo cuando no es es alguna norma o ley autoritarias es la muerte la que se alza como el gran obstáculo. Claro que la muerte, dado el panteísmo romántico de Höldelin, no es el final. Los amantes quedarán otra vez reunidos porque cada ser es parte de un todo eterno: “Todo lo que se separa vuelve a unirse”.
6.La lucha por la libertad de los pueblos oprimidos. Recordemos a Byron; recordemos a Ugo Foscolo. Muchos románticos se entusiasmaron con luchas que hoy llamaríamos de liberación: las de Grecia, las de Italia... En esas luchas contra la tiranía, no pocos acabaron como Hiperión: espantados de que quienes luchaban por la libertad acabasen con el mismo comportamiento de aquellos contra los que luchaban. Ocurrió como ya le pronosticó Diótima: después de conquistar la libertad muchos olvidan para qué la conquistaron. Hiperión pierde la fe en la comunidad de seres humanos libres; el desengaño depresivo forma parte de las reacciones emocionales de muchos románticos y de sus personajes. Fueron los primeros en advertirnos de que tuviéramos cuidado con el idealismo revolucionario, que utiliza los mejores corazones y las mejores mentes para aupar, en muchos casos, a la escoria oportunista. Aun peor, quienes empiezan con ideales nobles pueden acabar con comportamientos inmundos.
7.El mundo griego Pese al innegable amor que Höldelin muestra en muchos de sus poemas hacia Alemania, es indudable que su mundo ideal estaba en la Grecia antigua, la de los héroes homéricos, la de los artistas sublimes; un mundo al que la belleza le era connatural. Alemania es el reino de la mediocridad, del utilitarismo ramplón, de la mentalidad cobarde…
Lean Hiperión con calma, con delectación. Piensen que quizá el dolor y la angustia que se respira en la obra lo hayamos vulgarizado, nos parezca retórico, como tantas otras cosas del Romanticismo, pero que, por debajo de nuestro escepticismo, laten muchas de esas aspiraciones y desengaños. Toda crisis, y no cabe duda de que en nuestros días estamos viviendo una tremenda, nos devuelve a la desazón romántica del desencantado Hiperión.
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