Menú

viernes, 2 de noviembre de 2018

Las noches de Flores, de César Aira o la literatura como broma

Lean ustedes "Las noches de Flores" y díganme si han acabado con un0 o varios de estos pensamientos:
  1. Hasta la mitad de la novela, pensaba que era un relato "naïf" de dos maduritos argentinos que se convierten en repartidores de pizzas para sacar un extra. En la segunda mitad de la novela pensé que César Aira se había vuelto loco.
  2. Cuando "descubrí" que Rosa era ciega, volví ingenuamente a páginas anteriores buscando la afirmación inequívoca de que Rosa contemplaba el paisaje. La encontré: Aira juega intencionadamente a las contradicciones y no al modo de Borges, porque piense que en un universo Rosa es ciega y en otro ve.
  3. Que Rosa resultara ser  un hombre con un miembro descomunal me pareció un chiste de mal gusto.
  4. Que ancianitos buenos resultaran ser delicuentes  es la metáfora de que todo lo que parece no es. Pero ya está muy vista.
  5. El final es lo más chusco de la obra y no es muy brillante: no sé si Aira no sabía cómo cerrar su desfiladero de disparates.
  6. Las reflexiones que hacen Ricardo, Zenón y su esposa sobre el arte no están mal.
  7. Nos descubre que para sobrevivir en Argentina la realidad puede convertirse en puro surrealismo.
  8. Ciertas truculencias, como la de la cabeza de Jonathan, el  adolescente secuestrado y descabezado son de una gratuidad extrema. Bueno, Aira juega con la gratuidad, con lo que no viene a cuento y por eso incluye en el cuento.
  9. No sé si volveré a leer una novela de César Aira. Con la mayoría de los autores no tengo esta duda.





No hay comentarios:

Publicar un comentario