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viernes, 20 de abril de 2018

T. S. Eliot: La Tierra Baldía (1922)


    Tierra baldía es el poema más conocido de la primera mitad del siglo XX. Fue publicado en 1922  _ el mismo año en que apareció la novela más relevante de la modernidad, Ulises de James Joyce. La aparición simultánea de dos gigantes de la literatura moderna ha conferido a ese año un halo casi mágico.

Resultado de imagen de tierra baldía     Thomas  Stearns Eliot, cuyos nombres se abrevian generalmente utilizando sus dos iniciales T. S., era estadounidense de nacimiento, aunque inglés por elección. En el verano de 1914, siendo estudiante, realizó un viaje de estudios por Europa. En Londres conoció el Godfather  ( “padrino”) de la lírica vanguardista, su compatriota Ezra Pound. Éste, que no se dejaba impresionar fácilmente, leyó algunos poemas de Eliot y constató fascinado que el autor se había “modernizado”  lejos de los círculos de las élites literarias. Eliot permaneció en Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial, y en los años siguientes logró acceder a los elegantes ambientes de los intelectuales ingleses,  entre ellos, destacaba el grupo de Bloomsbury, del que formaba parte Virginia Woolf, cuya editorial publicó  en 1918 algunos de los poemas de Eliot. El autor, siempre inmaculadamente vestido, escoge a sus palabras con mucho cuidado y a veces parecía algo indebido. Resultaba más inglés que los propios ingleses. Se acostumbró a  hablar con acento británico, se convirtió a la Iglesia Anglicana y, finalmente, adoptó la nacionalidad británica.

     Tierra baldía es una poesía tan complicada que la primera lectura provoca una confusión total al lector desprevenido. En cualquier caso, uno debería intentar leer la versión original en inglés al menos una vez  (y si solo posee conocimientos medios del idioma puede consolarse pensando que la gente que lo habla fluidamente tampoco entiende gran cosa al principio). Una forma de acceder al poema de Eliot es a través de su sonoridad. Los críticos contemporáneos compararon el ritmo de los versos con la música jazz de los años 20. Existe una grabación  en la que el propio Eliot  lee su poema:  puede encontrarse  en Internet. Elliot calificó su poema como una suerte de “refunfuñó rítmico”,  definición que supone algo más que relativizar la importancia de un texto tan difícil como para confundir a los asistentes a los seminarios literarios de todo el mundo desde hace más de medio siglo.

      Este “refunfuño” supone una crítica a la civilización. Tierra baldía es una visión sombría de la sociedad a principios del siglo XX. Constituye una respuesta pesimista a los acontecimientos que habían conmocionado a la civilización occidental en las dos primeras décadas del siglo. Expresa la desesperación sobre la imposibilidad de comprender la sociedad moderna y sobre el impacto de la Primera Guerra Mundial. Elliot puso en escena una especie de paisaje en ruinas de la cultura europea. Esta es la razón por la cual el poema está hecho de trozos de palabras y fragmentos de frases:  es una reunión de muchas voces diferentes, que aparecen tan bruscamente como desaparecen, sin que ninguna de ellas “señale” el tono . También reúne una cantidad aparentemente inabarcable de  alusiones a las grandes obras de la historia intelectual europea:  desde Ovidio, pasando por San Agustín hasta Shakespeare.  Para proporcionar al lector una mínima posibilidad de reconocer las citas Eliot fue previsor y agregó las 7 páginas que conforman el capítulo de notas.
     El largo poema de 433 versos de Eliot está dividido en 5 capítulos. La primera parte (“ el entierro de los muertos” ) comienza con una mujer  recordando melancólicamente un tiempo pasado, prosigue con una escena amorosa y describe, a continuación, una visita a una echadora de cartas. Finaliza con la  escena de una fantasma corriente detrás de  transeúntes en Londres. La segunda parte  (“ Una partida de ajedrez”) empieza parodiando el célebre monólogo del drama de Shakespeare Antonio y Cleopatra. Describe a una dama distinguida que se irrita por la actitud reservada de su pretendiente. Seguidamente, toman la palabra dos mujeres del pueblo. Una de ellas ha abortado y su marido la engaña. En la tercera parte  (“el sermón del fuego”)  el vidente ciego Tiresias relata la desoladora escena amorosa entre una secretaria y un joven lleno de forúnculos a la que sigue, como imagen contrapuesta, el romántico paseo por el Támesis de la reina Isabel I y su amante.

     Tiresias es la figura más importante del poema. Es un vidente ciego, un ser andrógino, hombre y mujer a la vez. Superando los límites del tiempo y espacio, navega entre la antigüedad y la gran ciudad moderna. De una extraña manera Tiresias es capaz de reunir dimensiones que son incompatibles con el pensamiento lógico de Occidente. De ahí su papel central en la visión de Eliot de un panorama cultural sin unidad visible.

     La cuarta parte,  ( “Muerte por agua”)  articula  su discurso en torno a la muerte como precursora de un nuevo comienzo. La quinta parte,   (“lo que dijo el trueno”), describe un viaje a través de una región desierta y pedregosa, en la que ruge la tormenta que no trae lluvia. Solo al final se anuncia la llegada  del aguacero.  Termina repitiendo tres veces la palabra sagrada hindú   Shantif  ( “paz” ).

     Las cinco partes están unidas por una serie de motivos que aparecen una y otra vez:  la infertilidad, la decadencia y el aislamiento. Aparte de la tristeza del ambiente, no hay ningún hilo narrativo entre los temas:  los episodios comienzan y terminan, las voces hablan y se callan. De esta  estructura  se deriva la “ inteligibilidad” del poema.  Pero una vez que se ha asimilado que Tierra baldía es la expresión de la fragmentación del mundo moderno se entiende por qué resulta tan poco accesible aunque uno continúe sin comprender cada verso aislado.

     Eliot  recibió el Premio Nobel de Literatura en 1948. Hoy todo el mundo recuerda el nombre de un musical inspirado en una obra suya titulada old possum's book of practical cats más conocido,  como cats.










Fuente: Libros, de  Christian Zschirnt


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