Gustavo Adolfo Bécquer es un autor al que nunca le han faltado lectores; algunas de sus rimas y leyendas han pasado a formar parte del imaginario literario de nuestro país. Sin embargo, hay otras obras, en concreto, Cartas desde mi celda y Relatos Contemporáneos, que son mucho menos conocidas y leídas, lo cual no deja de ser una pena.
Entre los años 1862 y 1863, Bécquer iba a publicar en distintos periódicos, con preferencia en el Contemporáneo, relatos que nos muestran a un escritor en tensión entre las exigencias de un público de gusto realista y sus propias pulsiones románticas, unas veces aceptadas y otras vistas con ironía por él mismo.
En este volumen preparado y presentado por Joan Estruch se recopilan algunas de aquellas narraciones publicadas en periódicos. Hay varias en las que el lector se reencuentra con el tono y el ambiente romántico de las leyendas sin que en ellas quede cuestionado el Romanticismo.Tal es el caso de la que lleva por título Tres fechas . La ambientación romántica de este relato de componentes autobiográficos es deliciosa: una calle misteriosa, una plaza solitaria, una arquitectura en sugestiva decadencia y una naturaleza caótica y silvestre. Imposible no dejarse llevar embelesado por ese Toledo por el que Bécquer anduvo captando secretos y fantaseando amores. En torno a las tres fechas a las que alude el título y que son las de tres visitas a Toledo del Poeta, se hila un tenue argumento : la joven percibida en una ventanuco, casi inventada y por ello más apetecible, parece tomar cuerpo , hacerse realidad en la última fecha. El momento en que el sueño toma cuerpo es el momento en que la amada se pierde definitivamente.
En ¡Es raro!, sin embargo, el Romanticismo está ya puesto en cuestión. El narrador , trasunto de Bécquer, cuenta a unos amigos en una reunión burguesa la historia de Andrés, un joven que muere por un desengaño amoroso. Sus oyentes se encogen de hombros con escepticismo: ya nadie cree en esos amores que llevan a la muerte; no solo no creen sino que les parecen personas de mal gusto los que sí creen y desde luego, los que pretenden hacer literatura con esas creencias. Bécquer sabe perfectamente que la mentalidad del público está cambiando.
En otro de los mejores relatos, El aderezo de esmeraldas, Gustavo Adolfo conduce al lector por una tópica historia romántica en la que el protagonista tiene como reto hacerse con una joya para regalársela manteniendo el anonimato a la misteriosa joven de la que se ha enamorado. Todo indica que el desenlace va a estar ligado a un descubrimiento trágico que imposibilitará ese amor; sin embargo, Bécquer hace al final un quiebro inesperado e irónico en el que se diluye la tensión narrativa y da, por decirlo así, un chasco al lector. Es un reconocimiento de la inviabilidad de las historias románticas y la necesidad de distanciarse irónicamente de ellas. Otro final antirromántico lo encontramos en Un lance pesado, relato en el que, después de predisponer al lector para un final terrorífico, lo lleva a un desenlace ridículo.
El relato más conocido de este volumen es La venta de los gatos. Una narración donde de nuevo encontramos todos los presupuestos románticos aceptados. Parece ser que el padre de Bécquer había pintado un cuadro costumbrista en el que se recreaba dicha venta. El relato de Bécquer tiene dos partes muy bien delimitadas : en la primera, la venta sevillana nos es descrita en su pintoresco esplendor; entre los personajes retratados está una pareja de enamorados a los que el poeta augura una felicidad segura. La segunda parte, separada por varios años de la primera, es el retrato sombrío de la venta y sus personajes; el narrador nos da a conocer el trágico final de aquella historia amorosa que había previsto, equivocadamente, feliz.
Los animo a disfrutar de estos relatos que están entre lo mejorcito del Romanticismo europeo y no solo del Romanticismo español.
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