Hace unos cuatro meses , en el mercadillo de libros de la Plaza Nueva, me comentaba un comprador asiduo que empezaba a estar desesperado: un libro lo llevaba a otros cinco y esos cinco a otros 25. Todos ustedes sabrán qué es el crecimiento exponencial. Sentir un deseo tan grande de leer tanto es una fuente de placer y de sufrimiento. ¿Quién no tiene un listado, sea en una libretita, en un notebook o en la memoria con esos títulos indispensables que nos hemos prometido leer ya ? Y… ¡ ya, ya! , la lista va creciendo y acabamos por concluir que no nos da la vida.
Ese domingo, a pie de estantería, mi amigo y yo sacamos del montón una novela de Primo Levi que yo acababa de leer con enorme admiración. Se la recomendé inmediatamente; a cambio él me recomendó La novela de ajedrez de Stefan Zweig por eso de que trata el mismo tema y es también de un autor judio y, sobre todo, porque es una novela magnífica . Yo les recomiendo encarecidamente que lean las dos y se darán cuenta de que han topado con dos de las mejores obras de la Literatura Universal, así, con mayúscula, no se arredren.
En Si eso es un hombre al protagonitsa-narrador-autor nos narra el aniquilamiento de la identidad de los individuos por medio de las innumerables torturas cotidianas, físicas y psicológicas en un campo de concentración. Levi huye de la grandilocuencia y del melodramatismo. Es impresionante su contención verbal y su determinación de ser un testigo neutro de algo que sufrió en carne propia.
La novela de Zweig se sitúa en ese mismo periodo histórico y aborda también la destrucción del individuo por medio de una refinada tortura psicológica. Uno de los personaje de la novela, el Doctor B, es apresado por la Gestapo y aislado en la habitación de un hotel. La mente no tiene ningún asidero, no puede sino girar en pensamientos que la fagocitan. Es así debilitada para someterla a interrogatorios intempestivos. El doctor B está a punto de sucumbir a esa tortura psicológica cuando roba un libro de un bolsillo del abrigo de unos de sus captores. Aquí introduce Zweig otro tema de una manera muy interesante. La salvación provisional le llega al personaje por la lectura . El autor le dedica a los libros una de las loas más emotivas de la literatura.
El libro, como pueden imaginarse por el título de la novela, es de ajedrez, de jugadas entre los grandes maestros. Al principio, el prisionero se decepciona, luego se aferrará al libro. Durante un tiempo su lectura lo ayudará a fortalecerse frente al enemigo; después, cuando aburrido del libro, juegue mentalmente al ajedrez convirtiéndose en el jugador de las figuras blancas y el jugador de la figuras negras en la misma partida, enloquecerá.Vive un desdoblamiento dentro de sí, como si hubiera incorporado las razones del bando amigo y las del bando enemigo. Dicho de otra manera, el enemigo pasa a formar parte de él , ya no está fuera.
Una vez liberado, durante un viaje marítimo, acaba yendo en el mismo barco que el campeón mundial de ajedrez. Es aquí donde se vuelve a reproducir el desastre. El final, para qué negarlo, es desolador y hace entender un poco mejor por qué Zweig puso fin a su vida en 1942; la novela la escribió en 1941.
Una vez liberado, durante un viaje marítimo, acaba yendo en el mismo barco que el campeón mundial de ajedrez. Es aquí donde se vuelve a reproducir el desastre. El final, para qué negarlo, es desolador y hace entender un poco mejor por qué Zweig puso fin a su vida en 1942; la novela la escribió en 1941.
Cierto que es una buena novela. Yo tengo que reconocer que apenas he leído parte de su obra pero me inicié con ella a partir de "Novela de ajedrez". Luego he descubierto a "Mendel el de los libros", por ejemplo. Pero como aficionadillo al ajedrez tengo que decir que luego que leí "La defensa" de Nabokov, me rendí a los pies del genio ruso, que sin duda ha escrito la mejor novela de ajedrez que he leído hasta la fecha, sin desmerecer a Zweig.
ResponderEliminarSaludos cordiales.